Siguen los festejos por la liberación de los golpistas condenados por sedición. Tras los homenajes en el palacio de la Generalidad y en el Parlamento autonómico, los expresidiarios de ERC han viajado hasta Ginebra para reunirse con la secretaria general del partido republicano, Marta Rovira, que se escapó a Suiza tras ser citada por el Tribunal Supremo.
Oriol Junqueras, Raül Romeva, Carme Forcadell y Dolors Bassa han viajado hasta la capital suiza para reunirse con su correligionaria y vender una nueva foto, la del reencuentro con la que consideran representante de ERC en el "exilio". Se había especulado con que todos los expresidiarios girarían visita en primer lugar a Waterloo, donde reside el expresidente de la Generalidad prófugo Carles Puigdemont. Sin embargo, Junqueras, que no mantiene buenas relaciones con quien fuera su presidente, ha preferido romper el guion y visitar primero a su segunda.
La cúpula de ERC vuelve a estar junta, lo que sin duda condicionará los próximos movimientos del partido. Pere Aragonès, presidente de la Generalidad, Marta Vilalta, portavoz adjunta a Marta Rovira, Roger Torrent y Sergi Sabrià tendrán que dar un paso atrás para que Junqueras y Rovira se vuelvan a alzar con el protagonismo del partido.
Según Rovira, el indulto de los golpistas presos tiene un efecto esperanzador, aunque ha recordado que ella sigue acusada de rebelión. Junqueras, por su parte, se ha quejado de la providencia del Tribunal de Cuentas para que los líderes del proceso separatista depositen 5,4 millones de fianza en quince días hábiles por el desvío de fondos públicos para la proyección internacional del intento secesionista. "Una cosa es que nos encarcelen y otra que embarguen la casa de nuestros hijos", ha manifestado durante el encuentro con Rovira.
La delegación republicana se ha reunido también con la exdiputada de la CUP Anna Gabriel, que huyó de España a pesar de que sólo se le imputaba un delito de desobediencia, cargo que no implica pena de cárcel.
La próxima parada de los exreclusos indultados por Pedro Sánchez es Waterloo, para rendir pleitesía a Puigdemont, visita que aún no está agendada pero que se considera inminente en medios separatistas.