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ERC y JxCat pactan un gobierno de coalición para evitar las elecciones

Los partidos separatistas alcanzan un pacto a nueve días de la fecha límite y habrá otra vez un gobierno separatista en Cataluña.

Los partidos separatistas alcanzan un pacto a nueve días de la fecha límite y habrá otra vez un gobierno separatista en Cataluña.
Pere Aragonés saliendo de un pleno del Parlament | EFE

No habrá repetición de las elecciones en Cataluña. La posibilidad de perder la mayoría en votos, el riesgo de una alta abstención, la desafección del electorado independentista y las presiones de las bases de los partidos y de la ANC y Òmnium han acabado por forzar a republicanos y junteros a apartar sus discrepancias y trabar un gobierno de coalición para arrancar la legislatura.

El candidato de ERC, Pere Aragonès, y el secretario general de Junts per Catalunya (JxCat), el preso Jordi Sànchez, han cerrado este fin de semana las líneas maestras del pacto y son los equipos negociadores quienes están cerrando esta mañana los últimos flecos. ERC no gobernará en solitario como pretendía Aragonés sino que se reeditará la coalición con JxCat con un reparto al cincuenta por ciento de consejerías, regalías y altos cargos.

En un comunicado conjunto, los partidos "piden disculpas por haber alargado tanto el cierre del acuerdo y se comprometen a construir un gobierno que busque reconstruir la confianza con la ciudadanía de Cataluña, la máxima confianza entre socios y con la colaboración y trabajo conjunto con la CUP". También aseguran que su objetivo es "servir al país y su gente de la mejor manera posible, gobernar para todos y al mismo tiempo poder avanzar hacia el objetivo común de la independencia en forma de República Catalana".

Este mediodía, Aragonès y Sànchez comparecerán para dar los detalles de un acuerdo que están ultimando las direcciones de los dos partidos. El pacto se ha logrado tres meses después de las elecciones y cuando sólo faltaban nueve días para que venciera el plazo y hubiera que repetir los comicios, una hipótesis que causaba inquietud y temor en ambos partidos. Quedan en el aire muchos puntos: el papel de Puigdemont y el Consell per la República, quién trazará la estrategia, si habrá acción común en Madrid y el reparto exacto de las consejerías. Sobre este último punto se espera que trascienda este mediodía que departamentos asume cada partido.

Con este principio de acuerdo se pone fin, al menos de momento, a las crudas desavenencias entre republicanos y neoconvergentes. Aragonès amenazó con un gobierno en solitario, pero el farol le salió mal. Necesitaba al menos cuatro votos de JxCat para sacar adelante su investidura y los de Puigdemont, a pesar de que habían prometido investir al candidato de ERC pasara lo que pasara, no estaban dispuesto a dar gratis esos votos. El peaje era una repetición del gobierno de coalición.

Aragonès y Sànchez se han reunido en un lugar secreto, dice TV3, aprovechando un permiso penitenciario del dirigente de JxCat, permiso que también le permitirá dar una rueda de prensa conjunta con el ya seguro nuevo presidente de la Generalidad este mediodía.

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