Lo ha vuelto a hacer. Como hiciera este lunes en Atenas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, improvisó una insólita declaración en la Moncloa en la que accedió a responder a dos preguntas, formato que no estaba previsto en su agenda. El motivo ha sido poner orden al caos gubernamental de las últimas horas respecto a la posibilidad de una reforma legal del Ejecutivo en el caso de que el Tribunal Supremo tumbe las restricciones de las comunidades autónomas tras el fin del estado de alarma.
"Quiero ser muy claro: el estado de alarma es el pasado, el estado de alarma es el pasado. Hay que mirar al futuro y el futuro se llama vacunación, vacunación y vacunación". Sánchez descartó así cualquier posible aprobación legislativa como este lunes deslizó el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, en el diario El País, lo cual forzó la rectificación de varios miembros del Ejecutivo, entre ellos el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, el de Política Territorial, Miquel Iceta, y hasta la improvisada entrevista de Campo rectificándose a sí mismo al negar que el Gobierno fuera a aprobar nada al respecto.
Un caos al que ha tenido que hacer frente este martes el jefe del Ejecutivo tras una reunión con su homólogo argentino, Alberto Fernández. Sánchez se ha encomendado a la vacunación repitiendo que "estamos iniciando una nueva etapa" iniciando su particular cuenta atrás: "Estamos a 99 días de lograr el 70% de la población vacunada y por tanto la inmunidad de grupo en nuestro país".
Según el presidente, "en el seno del Consejo de Política Interterritorial, donde está el Ministerio de Sanidad, donde están los consejeros y consejeras de las comunidades, de todos los instrumentos autonómicos, tienen los instrumentos para, con la vacunación, poder hacer frente con garantías, eficacia y contundencia, al control de la pandemia en nuestro país". Un mensaje que ha repetido sin concretar de qué medidas se trata: "Con o sin estado de alarma, las comunidades autónomas junto con el Ministerio de Sanidad tienen amplios instrumentos para poder hacer frente a la pandemia en el estado actual".
Declaración improvisada en la que Pedro Sánchez ha abogado por la "estabilidad, certidumbre política y los consensos" necesarios porque "la pandemia no puede ser utilizada como un instrumento partidista para erosionar la acción de los gobiernos, al contrario, la sociedad lo que quiere es la unión de todos los actores". Y, pese a su ofensiva contra Madrid, ha añadido: "Al menos eso es lo que hemos tratado en España de hacer..."
Un buenismo que ha durado unos segundos hasta la siguiente declaración en contra de la acción de oposición del PP: "Lo que pediría es coherencia a la oposición. No puede ser que la oposición eche de menos el estado de alarma y, cuando propuse un estado de alarma de seis meses, lo que hicieran fue votar en contra de ese estado de alarma, por lo tanto, coherencia". Algo que además no se corresponde con la realidad ya que el PP no votó en contra del estado de alarma, sino que se abstuvo.