Cuando el todavía aspirante a presidir la Generalidad, Pere Aragonès, afirmaba hace una semanas que "ERC no se presenta a las elecciones del 4 de mayo" huyendo por aquel entonces de las afirmaciones de que el futuro gobierno separatista también se jugaba este martes en Madrid, en realidad, Aragonès pretendía enviar dos mensajes muy claros al Gobierno de Pedro Sánchez: que su partido, los de Junqueras, respetarían la campaña del PSOE sin presiones para retomar la mesa de diálogo y acelerar el trámite de los indultos y que, en base al resultado que arrojasen las urnas, ERC después se tendría que cobrar este gesto.
Si bien es cierto que la mayor parte de la cúpula separatista ha observado el desarrollo de la campaña madrileña desde un segundo plano, ha habido ciertos dirigentes, como el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, que no se han limitado a ser mero espectador y que se han implicado desde el principio a fin de torpedear la opción de repetir un nuevo gobierno presidido por Isabel Díaz Ayuso, que además, pudiera contar con el apoyo de Vox. "Se gana abriendo bares y cerrando hospitales: el mensaje es terrible. Ojalá la izquierda se tomara sus sueños como la derecha se toma sus privilegios. Suerte, Madrid. La vas a necesitar", escribió en sus redes sociales tras conocer la victoria aplastante de Ayuso en la Comunidad de Madrid.
1) La distancia entre Madrid y Euskadi/Catalunya es enorme.
2) Cs, 2006-2021.
3) Se gana abriendo bares y cerrando hospitales: el mensaje es terrible.
4) Ojalá la izquierda se tomara sus sueños como la derecha se toma sus privilegios.
5) Suerte, Madrid. La vas a necesitar.
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) May 4, 2021
Era la constatación de que ERC también se jugaba mucho en estas elecciones porque dependía del nuevo reparto de fuerzas para ver de qué manera se traducirían esos votos en su relación con sus socios en el Congreso. Y lejos de pensar que la posición de "debilidad" en la que ahora queda Pedro Sánchez tras el descalabro del candidato Ángel Gabilondo podría perjudicarles, ERC lee este miércoles estos resultados como una oportunidad para seguir asfixiando a un Pedro Sánchez que ya ni siquiera puede amenazar con sustituir los apoyos del independentismo por los del partido de Inés Arrimadas.
Con el Gobierno de nuevo atrapado por el independentismo y con Ciudadanos que ya no supone una amenaza para ERC, las advertencias que Rufián ha venido lanzando en los últimos meses al Gobierno insistiendo en que son "imprescindibles para la gobernabilidad" y que "se la están jugando" si no cumplen con sus promesas, volverán a convertirse a partir de ahora en la tónica habitual en el Congreso. Y la primera deuda que los de Junqueras querrán cobrarse tras el 4-M serán los indultos.
Este miércoles el Tribunal Supremo ponía en marcha el último trámite antes de emitir su dictamen y ha dado un plazo de cinco días a los doce separatistas condenados por el referéndum ilegal para que "expresen lo que tengan por conveniente en relación a las peticiones de indulto formuladas en su favor". El Supremo espera poder entregar sus conclusiones al Ministerio de Justicia antes de que finalice el mes de mayo, y será entonces cuando el Consejo de Ministros tome una decisión final que será clave en las futuras relaciones con sus socios de ERC a lo largo de la legislatura.