Pere Aragonès se someterá a una cuestión de confianza a mitad de legislatura si logra ser investido presidente de la Generalidad. Esa es la última promesa que le ha hecho a la CUP para lograr su apoyo y de paso presionar a Junts per Catalunya (JxCat). El aspirante republicano y valido de Oriol Junqueras trata de echar el resto en el que pretende tramo final de la negociación entre los partidos separatistas. Quiere ser investido el próximo viernes, un objetivo difícil a tenor de la actitud de los neoconvergentes, que recitan el mantra de que prefieren un buen acuerdo a un acuerdo rápido.
El candidato de ERC ha explicado en un artículo en el diario nacionalista Ara (Ahora) su propósito de someterse a una cuestión de confianza a mitad de legislatura en estos términos: "Estoy convencido –y así lo hemos convenido con la CUP– que es bueno y sano que cuando sea presidente de la Generalitat me someta a una cuestión de confianza a mitad de legislatura para evaluarnos, para renovar el acuerdo y para reforzar la estabilidad del Govern".
Según el preacuerdo al que han llegado republicanos y cuperos, estos apoyarán la investidura y unos presupuestos autonómicos a cambio de la cuestión de confianza y profundos cambios en materia de vivienda, seguridad y sanidad. En palabras de Aragonès, "las bases del acuerdo, pendiente de ser ratificado por los respectivos órganos de partido, son claras: hacer frente a la emergencia habitacional; reforzar la atención primaria del sistema de Salud; repensar el modelo de gestión de orden público, y crear las condiciones para afrontar el próximo embate democrático con el Estado".
La entente entre ERC y la CUP no parece impresionar a los dirigentes de JxCat, que exigen a ERC la cesión de las competencias económicas, fondos europeos incluidos, que el Consell per la República de Puigdemont ejerza de árbitro en las disputas de gobierno y un mayor reconocimiento del papel institucional del prófugo.
En ERC confían en doblegar a JxCat antes del viernes, fecha fijada para la primera sesión de investidura. En cambio, los neoconvergentes aducen que no es imprescindible investir presidente a Aragonès a la primera, recuerdan que hay un margen de dos meses y se remiten a lo que ocurrió al comienzo de la pasada legislatura, cuando hubo un baile de candidatos encabezado por Puigdemont y se suspendieron los plazos.