Con las negociaciones para formar gobierno en Cataluña prácticamente estancadas en el mismo punto de partida, los radicales de la CUP, ahora con nueve diputados autonómicos en la cámara catalana, han decidido dar un paso al frente a fin de poner en valor su papel como "decisivos" en la formación de un futuro gobierno independentista. Si hace una semana llamaba la atención el anuncio de que estudiarían entrar a formar parte del nuevo ejecutivo, ahora la CUP se abre también a debatir el poder ocupar la presidencia del Parlamento catalán.
Será este fin de semana cuando los radicales formalicen su decisión después de que las bases del partido sometan a votación en varias asambleas qué papel y qué responsabilidades quieren ejercer en la nueva legislatura. "De acuerdo con la nueva correlación de fuerzas, ¿deberíamos plantear la asunción de la Presidencia de la Mesa del Parlamento?", es una de las preguntas que la CUP hace a su militancia y que parte del fondo de la hoja de ruta con la que se han presentado a estas elecciones: "La ruptura democrática como única opción para avanzar hacia la negación sistemática de los poderes del Estado de aceptar las más mínimas concesiones en materia nacional".
Un puesto clave, el de la presidencia de la cámara que la CUP aprovecharía para convertir en escenario de desobediencia para "hacer frente a los ataques del Tribunal Constitucional a la soberanía del Parlamento", aseguran en un comunicado. En el documento que someterán a debate, los radicales analizan los resultados electorales del 14 de febrero constatando que el independentismo ha ampliado su representación en la cámara superando el 50% de los votos y que la CUP, refleja el texto, ha sido la única candidatura separatista que ha aumentado en porcentaje de votos sobre el total.
El 12 de marzo es la fecha límite para la constitución del nuevo Parlamento autonómico y la elección del sustituto de Roger Torrent al frente de la cámara nos dará una pista sobre el avance de las negociaciones para formar gobierno. Por ahora, el presidenciable de ERC, Pere Aragonès, ha evitado ser claro respecto a este puesto tan codiciado, hasta el PSC - sin opciones para desbloquear la legislatura - ha movido ficha defendiendo que les corresponde como partido más votado. En Junts no barajan otro escenario que el de hacerse con la presidencia de la cámara y ahora la incógnita es si tratarán de imponer a la imputada Laura Borràs y provocar en ERC un nuevo debate interno.
Revisión del modelo policial
Los disturbios violentos por las calles de Cataluña en respuesta al encarcelamiento del rapero Hasél se ha convertido en otro de los puntos calientes de las negociaciones para formar gobierno. Otra de las exigencias que fijará la CUP a cambio de sus apoyos será la revisión del actual modelo policial en Cataluña. Los radicales ya han trasladado a los de Pere Aragonès su deseo de acabar con la brigada antidisturbios en Cataluña (BRIMO), así como prohibir o limitar el uso de balas de ‘foam’. En las últimas horas, la CUP ha ido más allá y ha reclamado incluso la dimisión del actual consejero de Interior, Miquel Sàmper, de las filas de JxCAT.
Este martes, la consejera de Presidencia de la Generalidad, Meritxell Budó, ha pedido a la CUP desvincular el debate sobre los Mossos del asunto de la investidura: "Hay que afrontarlo con serenidad, apartado del foco mediático y del ruido de estos días", ha dicho la portavoz separatista tras confirmar que el vicepresidente Aragonès comparecerá en la cámara catalana para dar explicaciones sobre la actuación de la policía durante las revueltas callejeras. Poco después, y tras una reunión de los equipos negociadores de ERC y la CUP, ambas formaciones se han emplazado a estudiar un "plan de choque" para cambiar el modelo de seguridad y orden público en Cataluña.