Colabora

Los partidos separatistas traicionan a "sus" Mossos mientras negocian un nuevo 'Govern'

La policía pasa de ser la primera estructura de Estado de la Generalidad a un cuerpo de apestados represores por su respuesta a la "guerra de Hasél".

Aragonés y Junqueras, en la noche electoral del 14F. | EFE

Cinco días después de las elecciones, la política catalana se ha instalado sobre un polvorín. Los graves disturbios en las protestas por el encarcelamiento del delincuente Pablo Hasél están tensando las costuras de los inestables equilibrios en el Govern y entre los partidos. El ambiente en el cuerpo de los Mossos d’Esquadra es casi de insubordinación contra los mandos políticos.

El consejero de Interior, Miquel Sàmper, en un alarde de irresponsabilidad, censura veladamente la actuación de sus subordinados y promete una revisión a fondo del modelo policial. Ante la estupefacción general, Sàmper, de Junts per Catalunya (JxCat), asegura que "en el siglo XXI una manifestación no puede acabar con una persona herida de gravedad". Alude a la joven que ha perdido un ojo por el impacto de un proyectil de foam (la munición que ha sustituido a las pelotas de goma y que teóricamente es menos lesiva).

Los sindicatos de los Mossos, así como los agentes y sus mandos, no salen de su asombro ante la actitud del consejero, que ni siquiera se ha interesado por los policías heridos. El jefe del cuerpo, Josep Lluís Trapero, convocó este viernes a una cuarentena de mandos en teoría para blindar a los Mossos de injerencias políticas. El encuentro se ha contemplado con sumo recelo por los partidos separatistas, a pesar del prestigio de Trapero entre los nacionalistas.

ERC, JxCat, la CUP y En Comú Podem han cargado contra las actuaciones policiales para contener la violencia de las pasadas noches. Los Mossos, por su parte, echan en falta el apoyo de sus jefes políticos ante sucesos tan graves como el asalto a la comisaría de Vich, un episodio que podría haber acabado en tragedia dada la violencia de los manifestantes. Sin embargo, en vez de condenar la violencia, los partidos separatistas y el Govern especulan con la disolución de las unidades antidisturbios de los Mossos y con la posibilidad de que si la CUP entra en el gobierno regional se haga cargo del control de la policía autonómica, una perspectiva que según sindicatos, mandos y agentes es el puro delirio.

Ciudadanos ha tomado la iniciativa en la oposición y ha anunciado que denunciará a Sàmper ante la Fiscalía por prevaricación. "Es el mundo al revés", sostiene el diputado naranja Ignacio Martín Blanco, que subraya que el consejero apoya a los violentos en vez de a los Mossos.

Sàmper, un "fracasado oportunista"

El consejero ha naufragado por completo. En el primer escollo se ha venido abajo y ha demostrado ser un "fracasado" y un "oportunista", según los sindicatos. Sàmper fue captado por Convergència cuando presidía el Consejo de la Abogacía Catalana. A cambio de integrar tal Consejo en el Pacto Nacional por el Derecho a Decidir se le prometió que no tendría que volver a trabajar de letrado. Y así fue a pesar de que el Consejo tuvo que salir del Pacto por las denuncias de un grueso de colegiados que consideraba que tal adhesión lesionaba sus derechos fundamentales. Sàmper fue recompensado primero con un puesto de asesor en la Diputación de Barcelona y después ejerció de concejal en su ciudad de origen, Tarrasa, hasta que Quim Torra pensó en él para la consejería de Interior pocas semanas antes de ser inhabilitado.

Nada más comenzar los disturbios en defensa del rapero Hasél, JxCat, superada por ERC el 14-F, arremetió contra los Mossos para mantener sus expectativas de llegar a un acuerdo con ERC y la CUP para formar un gobierno separatista y no quedar arrinconado en la oposición. A Laura Borràs y en último término a Carles Puigdemont no les importó en absoluto que la consejería la dirigiera uno de los suyos. En estos momentos lo último que quieren es enemistarse con las bases del separatismo que están protagonizando los incidentes.

En medio de este contexto tóxico, los Mossos ya no son ese cuerpo que era presentado como la primera estructura de Estado de la república catalana tras los atentados islamistas de agosto del 17. Del orgullo por la "policía propia" que hizo la vista gorda durante los preparativos del golpe y en el referéndum ilegal del 1-O se ha pasado a un ambiente hostil entre los separatistas. Creó recelos que los Mossos participaran en la contención de los disturbios tras la sentencia del Tribunal Supremo. El independentismo les acusó de exceso de entusiasmo en las cargas y de colaboracionismo con la Policía Nacional. El primer crítico fue Torra. ERC no se quedó atrás y en la remodelación del Govern aquello le costó el puesto a Miquel Buch, consejero de Interior, sustituido por el antedicho Sàmper, quien con un poco de suerte podrá volver a su oscuro pero bien pagado puesto de asesor en el abrevadero de la Diputación.

Primera reunión ERC-JxCat

Con los Mossos abandonados a su suerte, ERC y JxCat han celebrado este viernes la primera reunión tras las elecciones. ERC recela de sus socios, quiere hacer valer que el pasado domingo quedó por delante de sus rivales en el bando separatista y planea mandar a Puigdemont a la oposición con un pacto con la CUP y los comunes sostenido desde fuera por el PSC. Junqueras tiene ganas de venganza. Sus relaciones con Puigdemont son nefastas, al igual que las que mantienen los dirigentes de uno y otro partido. La reunión ha sido un puro tanteo sin consecuencias y de cara a la galería. El PSC presiona además para dar un giro a la política catalana y eliminar del tablero al prófugo Puigdemont, cuyo partido todavía no ha reaccionado ante el efecto Artur Mas.

En JxCat no han digerido todavía que los 77.000 votos que ha logrado el Pdecat, el partido de Mas, les habrían servido para ganar las elecciones de manera holgada por delante del PSC de Illa y la Esquerra de Junqueras y el endeble Aragonès. Mas, conocido como "El astuto", ha sido el verdugo de Puigdemont.

La ANC, al rescate de Puigdemont

Sumas imposibles al margen y conscientes de que ERC pretende "cepillarse" al residente en Waterloo, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) acude presta al rescate de Puigdemont y JxCat, partido sobre el que existen serias dudas al respecto de su viabilidad en la oposición. La ANC ya está movilizando a sus bases y anuncia una manifestación para el próximo 28 de febrero en la que se pedirá un gobierno de concentración separatista que haga valer la mayoría para reanudar el embate contra el Estado.

Tensión frente a la Jefatura de Policía

Mientras tanto, continúa la tensión en las calles. A las ocho de la tarde de este viernes, cientos de estudiantes se concentraban delante de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en la Vía Layetana de Barcelona. Los Mossos están en máxima alerta. Los manifestantes corean consignas como "prensa española manipuladora" y "la policía tortura y asesina"

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario