La batalla en el seno del gobierno de coalición ha dado hoy un salto cualitativo: la ruptura, no de sus relaciones pero sí de la unidad de voto en una ley no menor por estar incluida en el acuerdo programático y por tratarse de la Ley de Igualdad de Trato que presentó la vicepresidenta, Carmen Calvo, puenteando a la ministra de Igualdad, Irene Montero.
Un proyecto que se debatió y votó este martes en el Congreso de los Diputados sin el apoyo del socio minoritario de la coalición. Podemos se abstuvo en la votación que salió adelante con 160 votos a favor, 52 en contra y 133 abstenciones, pese al esfuerzo sobrehumano de la órbita socialista del Ejecutivo para evitar el espectáculo de una parte del Gobierno votando en contra de un proyecto del Gobierno que se incluía en el acuerdo programático de la coalición PSOE-Podemos.
Cuarenta y ocho horas después de las elecciones catalanas que supuestamente permitirían rebajar la tensión interna entre los socios de Gobierno, la cosa no ha hecho más que empeorar. A la ofensiva sobre la normalidad democrática que irrumpió en plena campaña y los tuits de Pablo Iglesias sobre el indulto a Pablo Hasél, se sumó ayer el conflicto ya enconado entre Carmen Calvo e Irene Montero en materia de Igualdad.
Ultimátum con nocturnidad
Tras presentar el PSOE su proyecto de Ley de Igualdad de Trato sin consulta previa a Podemos y de puño y letra de la vicepresidenta Calvo, exministra de Igualdad, su sucesora en la materia, Irene Montero, quiso devolverle el golpe con un ultimátum en la noche de este lunes. El Ministerio de Igualdad seguía el patrón del ultimátum de Iglesias sobre los desahucios e informaba a Vicepresidencia que presentaría su cuestionado proyecto de Ley Trans la semana que viene al Consejo de Ministros.
La respuesta de Calvo fue un rechazo tajante sumado al emplazamiento a seguir los procedimientos: los proyectos han de recibir el visto bueno de la comisión de subsecretarios que se celebra la semana anterior, previos informes de los ministerios afectados, en este caso, Justicia y Sanidad. Según anticipan fuentes gubernamentales a Libertad Digital, Podemos se enrocó en su posición de ultimátum y anunció anoche al Gobierno que se abstendría, en la víspera del Consejo de Ministros en el que se volvería a ver la cara los socios de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras semanas de tensiones manifiestas.
Fuentes consultadas por Libertad Digital aseguran que la reacción de la órbita socialista del Gobierno fue la de evitar la confrontación y elaborar la consigna de restar importancia a la magnitud de la afrenta podemita a sabiendas de que la gravedad radica en el traslado del conflicto a sede parlamentaria. Estrategia de paños calientes en Gobierno y PSOE que contrastó con la beligerancia de sus socios morados cuyo portavoz en el debate, Ismael Cortés, denunció la "deslealtad" de los socialistas por haber presentado de forma "unilateral" el texto en solitario de una Ley que figura en el acuerdo programático y "tras un proceso de diálogo de seis meses".
Consigna Calvo-Lastra-Montero
Al debate se sumaron los grupos parlamentarios de la oposición denunciando el "vodevil" de los socios gubernamentales para ver "quien se pone la medalla" en la batalla interna. Un espectáculo "lamentable" que que se evidenció con claridad en el Hemiciclo pese a los esfuerzos de la portavoz socialista, Adriana Lastra, en rueda de prensa por la mañana tras la Junta de Portavoces.
"Este grupo parlamentario y este grupo parlamentario no está en ninguna competición. Siempre hemos negado ningún tipo de conflicto porque no lo hay", repitió en bucle Lastra. Lo más sorprendente de su respuesta es su falta de consonancia con la pregunta planteada: ¿Qué votará Podemos a la ley del PSOE de Igualdad de Trato? Lastra se anticipaba a hablar de un conflicto no mencionado por la prensa y que cobraba sentido con la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros evidenciando una consigna gubernamental de la parte socialista del Ejecutivo para aplacar los ánimos de Podemos y contener su ruptura de voto en el Congreso. Sin éxito.
La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, quien se impuso a la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la ministra portavoz, María Jesús Montero, se afanaron en negar la realidad hasta niveles cómicos asegurando que las batallas internas de la coalición "las conocemos por lo que leemos y escuchamos en los propios medios de comunicación, más que por las conversaciones que se puedan producir en el interior del Gobierno". Y añadió una vez más: "La nota dominante es la estabilidad y el proyecto común. Lo que se puede percibir desde fuera no tiene nada que ver con el trabajo cotidiano que desarrolla este gobierno".
Un esfuerzo que también realizó una de las protagonistas de la contienda, Carmen Calvo, cuidando con suma cautela sus palabras al defender que "el Gobierno no hace distingos entre los ministros del PSOE y de Podemos" sino que son una máquina engrasada que pretende responder a las necesidades de la sociedad española.
Moncloa habla de "disidencia"
Tanto Calvo como Lastra como Montero aseguraron este martes desconocer el voto de sus socios de coalición, lo cual desmiente lo adelantado por este periódico. No sólo lo sabían sino que conocían que era una "decisión en firme", tomada con la intención de no negociar y eso es lo que ha ocurrido en esta jornada. "No hemos hecho ningún esfuerzo con ellos. Nos hemos limitado a negociar con el resto" y con éxito. El Gobierno se felicita porque "pese a todo, el proyecto ha salido adelante", y "no ha podido la disidencia de Podemos".
Aunque la reacción envalentonada en privado contrasta con la comunicación —verbal y no verbal— en público y la "normalidad, estabilidad y lógica" del trabajo interno en el Consejo de Ministros. De lo que presume el Gobierno, carecen PSOE y Podemos. Dos voces para un Ejecutivo donde los primeros vuelven a agachar la cabeza y los segundos la levantan.