Baño de realidad en Moncloa: Illa obtendrá un "gran resultado" pero descuentan un gobierno independentista
Fuentes del Gobierno asumen que "es muy difícil que no sumen". Confía en superar la participación del 60% pero desinfla las expectativas sobre Illa.
"Ya hemos ganado". Con esta frase se consuelan fuentes gubernamentales consultadas por Libertad Digital ante la constatación de que es "muy difícil" tal victoria ni ésta permitirá encumbrar a Salvador Illa hasta la presidencia de la Generalidad, pese a la obscena utilización de la Moncloa como catapulta para su campaña del PSC. Con el CIS a su servicio -preelectorales insólitos y encuestas 'flash' mediantes—, y una participación inédita del presidente del Gobierno en una campaña autonómica —siete mítines, la mitad de la campaña electoral—, Pedro Sánchez se ha volcado para convertir en realidad lo que siempre fue un sueño, del que ahora despiertan los estrategas monclovitas ante el baño de realidad de sus últimos sondeos propios.
En la sala de máquinas de Moncloa —donde están los mandos de la campaña del PSC—, se respira la sensación de que la ilusión ha terminado, el teatro electoral ha acabado y el objetivo deseado se ha cumplido. Lograr que Illa hable "de tú a tú al independentismo", al que podría ganarle en votos aunque, reconocen los gurús de Sánchez, es cada vez "más difícil", no porque se haya pinchado el llamado efecto Illa sino porque la movilización del socialismo que logró la operación de su nombramiento pilló con el pie cambiado al independentismo ante la convocatoria temprana del 14-F, pero esto ha cambiado.
El tercer grado a los presos, cuyo recurso retrasó la Fiscalía por la campaña electoral, y para no "alimentar el victimismo independentista", y la presencia de algunos como Oriol Junqueras en los mítines, ha dado un chute de adrenalina a la campaña republicana de por sí más proactivo en Cataluña. Con este escenario, "lo más probable es que el PSC quede segundo", quizás tercero, pero en el entorno de los 30-35 escaños, que doblan los 17 parlamentarios que cosechó Miquel Iceta en 2017, y que venderán como victoria y palanca para rescatar la "política del reencuentro" y la mesa de diálogo con Cataluña.
Pese a todo, en Moncloa y el PSOE siguen hablando de "empate técnico con ERC" porque confían dos factores. De un lado, la división del electorado convergente entre el JxCat de Laura Borrás y el PDeCAT de Angel Chacón, que auguran que entrará con entre 2 y 3 escaños (algo que no pronosticó el CIS), y que relegaría a Junts a la segunda o tercera posición dando oxígeno a los republicanos.
Del otro lado, la participación. Los socialistas aseguran haber registrado una movilización de un 20% en este última semana, estimando que la participación alcanzará el 65% del electorado. Movilización "normal" en la recta final de la campaña, con lo que el porcentaje de indecisos se ha rebajado hasta el 15%, del 30% que pronosticó la última encuesta 'flash' del CIS. Un dato especialmente halagüeño para el PSC dado que la baja participación perjudica al constitucionalismo y beneficia al bloque independentismo, como demostró que "la victoria histórica de Ciudadanos en 2017 se logró con un inédito récord del 79,09%" de participación.
Traducido: sería imposible que Illa se erigiera en primera fuerza con un 50% de participación, cuando la media de movilización del electorado en unas elecciones catalanas es del 62,37% desde los años 80. Un porcentaje difícil de alcanzar en tiempos pandémicos y ante el temor a que el coronavirus desmovilice a los más mayores, que son precisamente quienes engrosan los electorados de los partidos no independentistas. Como dato, el partido que se podría ver más perjudicado es el PP por tener la edad media de votantes más envejecida.
El consuelo: "Casado está muerto"
El juego de las expectativas pinchará este domingo el llamado efecto Illa y podría proyectar al PSOE como el perdedor de los comicios en los que pretendía suceder a Ciudadanos como primera fuerza recabando su enorme caudal de voto huérfano tras la marcha de Inés Arrimadas y la debacle de su formación a nivel nacional y autonómico. Pero en la Moncloa se frotan las manos con el otro titular de la jornada electoral: "El sorpassazo de Vox al PP", que no sólo doblará en votos y en escaños, según sus trackings, sino que pugna incluso con los naranjas por la cuarta fuerza en el Parlament, lo cual podría dejar al PP con 3 escaños, en el peor de los presagios con una baja participación.
Un escenario ante el que el Gobierno afila sus cuchillos con el objetivo de poner el foco en el PP y camuflar que, sin cumplir sus objetivos y con todo el aparato gubernamental a favor, Illa se quedará como "un gran líder de la oposición". La operación persigue deslegitimar el tocado liderazgo del principal partido de la oposición: "Casado está muerto" en una semana en que se recupera la actividad parlamentaria y en la que tanto el líder del PP, Pablo Casado, como la de Ciudadanos, Inés Arrimadas, preguntarán al presidente Sánchez en la sesión de control al Congreso.
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