No fue casual el motivo de la invitación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al presidente gallego, Alberto Núñez Feijoo, al Palacio de La Moncloa, pero sí un golpe de suerte que tuviera lugar un día después de que el Gobierno sacara adelante el decreto de los fondos europeos en el Congreso gracias a la abstención de Vox y dejando en evidencia al PP por su voto en contra en el bloque del ‘no’ junto a todas las formaciones separatistas aliadas del Gobierno (ERC, JuntsXCat y la CUP).
En la mañana del jueves, tras unas horas frenéticas de negociación, los exhaustos negociadores gubernamentales no daban crédito ante una jugada de Vox que salvaba al Gobierno de una derrota segura. ¿Carambola o estrategia?, se preguntaban muchos ante el inesperado movimiento de los de Santiago Abascal que pretenden dar el sorpasso al PP en Cataluña pero que se veían forzados a comparecer con precipitación en las Cortes para dar explicaciones. "En política, el que se explica, pierde", deslizan fuentes parlamentarias evidenciando el error de cálculo de Vox.
Sea como fuere, en Moncloa se frotaban las manos y hacían rápidamente su jugosa lectura: "¡El PP solo con todos los independentistas!". No podía haber mejor inicio de la campaña electoral catalana pero tampoco para la estrategia de fondo en la que lleva trabajando el Ejecutivo socialista desde hace meses: ahondar en la fractura interna del PP para debilitar el liderazgo de Pablo Casado. La ocasión la pintan calva y la votación que el Gobierno salvó por los pelos sirvió rápidamente de argumentario para exprimir la visita del presidente gallego Feijóo a quien Moncloa utiliza como su ‘aliado indirecto’: "Si hubiera decaído el decreto, Feijóo habría recibido más tarde el dinero; se habría retrasado la llegada de los fondos a las CCAA del PP".
Una manera de hacer recaer las responsabilidades en el líder del PP, Pablo Casado, a quien en Moncloa ven "desnortado" y "fuera de lugar". Fuentes del Gobierno consultadas por Libertad Digital denuncian que el líder del PP "no puede llevar un discurso de defensa de España y luego votar en contra de la llegada de los fondos europeos. No puede votar en contra como ERC". Y el contrapunto para el Gobierno es el presidente Feijóo con quien no habló Sánchez expresamente de Casado aunque las sutilezas de sus movimientos sean inequívocos. El primero y más importante para el Gobierno de Pedro Sánchez, el de la imagen: la de Sánchez y Feijóo en un encuentro distendido y sin sobresaltos frente a la otra reunión en Moncloa entre Sánchez y Casado que no se produce desde hace casi cinco meses. Sólo conversaron telefónicamente a mediados de diciembre pero que concluyó "sin avances".
En Moncloa insisten en el contraste: "Feijóo sí cierra bares para salvar vidas y Casado es rehén de la política de Ayuso". Es la presidenta madrileña a quien definen como "su criatura" quien "le marca la agenda" y evidencia "su extrema debilidad" porque Casado pilota mirando por el retrovisor de Ayuso ante el miedo de llevar una línea "poco de derechas".
En el terreno de las sutilezas, destacó una que demuestra cómo Pedro Sánchez abre la mano con quien desearía que se abriera paso en el PP. Según Feijóo, el presidente del Gobierno aceptó estudiar una Ley de pandemias que rechazó hace unos meses cuando la exigencia se la planteó Pablo Casado. "He visto al presidente receptivo con todas estas cuestiones. Ante una pandemia necesitamos una legislación sanitaria. He visto al presidente receptivo. Mi sensación es que se lo va a pensar", señaló el presidente gallego en rueda de prensa en Moncloa.
Desde el Gobierno, se limitaron defendieron el estado de alarma "como instrumento constitucional" contra la pandemia pero también se congratulan del "clima de cooperación institucional existente entre ambos gobiernos" que deben trabajar desde "la unidad indispensable frente a un adversario que no distingue fronteras ni colores políticos". Matices entre líneas del mensaje que el Gobierno quiere enviar sobre la necesidad de un PP "moderado y razonable con el que se pueda hablar" a diferencia de otro al que esta semana Vox "le ha adelantado por la izquierda".