Silencio en el frente carcelario separatista y también entre los fugados. El anuncio de que el Gobierno comenzará la próxima semana a tramitar los indultos para los golpistas ha sido acogido con distancia, desdén y desconfianza por los principales líderes separatistas. Carles Puigdemont no se ha pronunciado. Quim Torra, tampoco, a pesar de que fue preguntado por ello en su comparecencia del miércoles tras negarse a declarar en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por reincidente en el caso de la propaganda separatista en edificios públicos durante el periodo electoral.
Ninguno de los presos ha expresado su opinión. Los dirigentes de las organizaciones Òmnium y Assemblea Nacional Catalana (ANC), Marcel Mauri y Elisenda Paluzie, sí que han hablado. Se han acogido a la tesis oficial del separatismo, que incide en que el indulto es una medida de gracia que rechazan. Exigen la amnistía.
En cuanto a los partidos, perfil bajo. Por parte de Junts per Catalunya (JxCat) se ha manifestado la diputada en el Congreso Laura Borràs (fue en réplica a una intervención suya cuando el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, anunció el inicio de los trámites). Borràs se ha mostrado escéptica. Asegura que el del indulto es un proceso largo y no está claro que se vayan a conceder, ha dicho.
En ERC ha sido la coordinadora general, Marta Vilalta, la voz en Barcelona de Marta Rovira, quien se ha ceñido a la prédica oficial en contra del indulto y a favor de la amnistía, si bien ha introducido el matiz de que supuestamente los indultos para sus compañeros se tenían que tramitar de oficio, por lo que en su opinión el Gobierno no estaría haciendo nada extraordinario ni ningún esfuerzo a favor del independentismo.
Más allá de esas intervenciones, la consigna es guardar silencio, ignorar en apariencia la oferta y en caso de incontinencia verbal, abogar por la amnistía y la autodeterminación. Sin embargo, tanto en JxCat como en ERC hay una corriente mucho más favorable hoy que ayer a negociar los Presupuestos Generales del Estado. La reunión de la denominada "mesa de diálogo" es harina de otro costal a la espera de la decisión del Tribunal Supremo sobre la inhabilitación de Torra. En caso afirmativo, tal mesa quedaría definitivamente aparcada hasta después de las elecciones catalanas, que como muy pronto se celebrarán en febrero.