Debate de política general en el Parlamento de Cataluña. Quim Torra protagoniza un discurso de dos horas cuyo grueso es la lectura de lo que cada departamento de la Generalidad dice qué ha hecho y qué hara. Salvo por el coronavirus y la supuesta "represión" del Estado, Cataluña es el mejor de los mundos posible, un territorio puntero en ciencia, en cultura, en industria, en empresa, en finanzas, en educación y en sanidad, un auténtico paraíso.
El problema, pandemia aparte, es la actuación de los poderes del Estado, la presunta persecución que sufren quienes reclaman la independencia. Torra, además, lo tiene claro. Tratándose de Cataluña, tanto da un Gobierno del PP como el primer gobierno socialcomunista de la democracia. Según el esquema de Torra, la legislatura comenzó con Mariano Rajoy impidiendo que Puigdemont pudiera ser proclamado presidente a distancia y concluye con Sánchez y Pablo Iglesias asistiendo impasibles a la inhabilitación del presidente de la Generalidad.
Torra trata de explotar su situación jurídica y condicionar con ello toda la política nacional, con la mesa de diálogo como jalón. De entrada, este jueves irá al Tribunal Supremo, lo que obligará a interrumpir el pleno sobre política general en Cataluña. No está citado por el Supremo, pero quiere comprobar, según va diciendo, si los magistrados le aguantan la mirada.
Dichos magistrados celebrarán una vista con los abogados de Torra, encabezados por el excolaborador de ETA Gonzalo Boye, sobre el recurso contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que inhabilita a Torra por desobediencia al negarse a descolgar la propaganda separatista de la fachada de la Generalidad en las pasadas elecciones municipales. La presencia de Torra es superflua. No ha sido requerido, pero a Torra le da lo mismo. También dice que le condenan por defender la libertad de expresión cuando en realidad es por negarse a acatar las órdenes de la Junta Electoral Central.
Señalamiento de jueces
Se trata de caldear el ambiente. En Junts per Catalunya (JxCat) quieren un otoño caliente. El vicepresidente de la cámara catalana, Josep Costa, señala en las redes sociales a los jueces que deberán revisar el recurso de Torra: Quedaos con estos nombres: Andrés Martínez Arrieta, Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torra, Antonio del Moral García. Son tres de los siete magistrados que condenaron a los presos políticos. Son tres de los cinco magistrados que mañana juzga al presidente Torra por denunciar aquel juicio farsa".
Quedau-vos amb aquests noms:
-Andrés Martínez Arrieta
-Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre
-Antonio del Moral GarcíaSón 3 dels 7 magistrats que varen condemnar els presos polítics.
Són 3 dels 5 magistrats que demà jutgen el president Torra per denunciar aquell judici farsa.
— Josep Costa🎗 (@josepcosta) September 16, 2020
Costa es abogado y profesor de Teoría Política. Sabe perfectamente que este jueves no se juzga a Torra y mucho menos por denunciar ningún juicio, pero eso es lo de menos. Se trata de caldear el ambiente. Los Comités de Defensa de la República (CDR) también están por la labor. Instan a tomar las calles si el Supremo ratifica la condena.
El último pleno de Torra
Torra podría estar ante su último pleno en el Parlament. Todo apunta a que el Supremo confirmará la sentencia del TSJC. En su discurso de este miércoles evita dar pistas sobre los pasos que seguirá. La CUP le pide que actúe como presidente "simbólico". Que el vicepresidente Aragonès, de ERC, ponga la firma y que Torra se mantenga en Palau.
La posibilidad seduce a Torra porque le confiere un cierto aire de mártir resistente. En Waterloo no lo ven tan claro porque mártir sólo hay uno. ERC reprocha a JxCat que no comparta los planes, que son socios de gobierno y que los pasos a dar se deberían decidir de manera conjunta. Llueve sobre mojado. Los diputados de JxCat se ríen a la cara de los de ERC. Las relaciones están más que rotas.
Y todo ello trufado con alusiones de Torra a la gran lucha de la Genearalidad contra el coronavirus. Cambió a los consejeros de Empresa y Conocimiento, Cultura e Interior para mejorar ese "combate". Las áreas de Salud, Enseñanza y Asuntos Sociales dependen de ERC y ahí Torra no se atrevió a hacer cambios porque los republicanos habrían salido del gobierno. El deterioro es cada vez más acusado.