Carme Forcadell, expresidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y del 'Parlament' de Cataluña ha sido la gran protagonista del acto de conmemoración del cuarenta aniversario de la cámara. Recibida a las puertas por el presidente actual, el también republicano Roger Torrent, y arropada por los expresidentes Joan Rigol, Núria de Gispert y Ernest Benach, la presa condenada por sedición ha participado de la lectura de un texto en la que se ha reivindicado la libertad de expresión y se ha propuesto la celebración de un referéndum de autodeterminación.
El pasaje leído por Forcadell se ha centrado en que en el parlamento se tiene que poder hablar de todo "con el único límite del respeto". El argumento ha coincidido con la tesis que expuso Forcadell en su alegato final en el juicio en el Tribunal Supremo. En cuanto al referéndum, ha sido Roger Torrent, el último en intervenir, quien ha leído los párrafos alusivos.
Doble aniversario
Los intervinientes no han hecho alusión alguna a que además de los cuarenta años de la reapertura del Parlament el próximo lunes se cumplirán tres del pleno de la vergüenza, la sesión del 6 y 7 de septiembre en el que la mayoría separatista aplastó los derechos de la oposición con la tramitación al margen de la ley y del reglamento de la cámara de las llamadas leyes de desconexión. Aquella tumultuosa sesión supuso el pistoletazo de salida del golpe de Estado que culminó casi dos meses después con la proclamación de la república a través de voto secreto en un patético intento por eludir responsabilidades en una cámara presidida por Forcadell.
La presa llevaba más de 800 días sin pisar la cámara catalana. La última vez fue antes de la frustrada sesión de investidura del también preso Jordi Turull. Un día después se ordenaba su ingreso en prisión. Ahora y a diferencia de sus compañeros de condena disfruta del tercer grado porque el juez de vigilancia penitenciaria de la cárcel de mujeres de Barcelona ha decidido no suspenderlo a la espera de la decisión del Tribunal Supremo. Es lo contrario de lo que ha ocurrido con Junqueras, Romeva, los Jordis, Forn, Rull y Turull, cuya juez canceló el tercer grado nada más presentar recurso la fiscalía aunque cree que tienen derecho al privilegio penitenciario.