Juan Luis Steegmann Olmedillas, como le gusta firmar, sin olvidar el apellido de su madre, es uno de los 52 diputados de Vox que en los próximos meses va a ir adquiriendo protagonismo. Recién nombrado portavoz del partido en la Comisión de Sanidad del Congreso, lidera en este momento la respuesta de Vox a dos de los asuntos de mayor actualidad: el MIR en Cataluña y el coronavirus.
Hematólogo de profesión, ejerció en el Hospital La Princesa de Madrid, ciudad por la que es diputado. "He salido de mi zona de confort", admite sobre su salto a la política a los 64 años, de la mano de Vox, partido al que se afilió poco después de su fundación. Entró en contacto con Santiago Abascal de casualidad aunque ya le seguía la pista por sus declaraciones y su labor en la Fundación DENAES.
Ambos coincidían en una cafetería cercana al Hospital en el que trabajaba, situada en los alrededores de la primera sede que tuvo el partido. De las charlas de café surgió una amistad que les ha llevado a compartir objetivo: la defensa de la unidad de España. "La unidad es la fuerza, la atomización es debilidad", asegura empleando un símil científico.
Con humildad, Steegmann dice "saber algo de medicina y poco de política ", aunque elogia y da mucha importancia a la actividad que ahora desempeña y que hace más de 30 años criticó en una tribuna en El País bajo el título "De la perplejidad a la acción". En él, arremetía contra la "tendencia del Estado, como empresario, como político, a robar el poder del médico sobre su trabajo". Ahora debe dar respuesta a ese reto desde el otro lado.
Presidente del grupo GELMC de la Sociedad Española de Hematología y de la Fundación Española para la Curación de la Leucemia Mieloide Crónica, espera poder seguir compatibilizando ambos cargos con su actividad política, aunque reconoce las dificultades que se le presentan por la falta de tiempo.
Se define a sí mismo como "estudioso, polemista y con gusto por mandar", aunque dice que ahora le toca más "obedecer", algo que le resulta "fácil" por encontrarse en un "entorno brillante e intelectualmente muy interesante", asegura en referencia a sus compañeros de partido. "Mi mujer y mi hija se extrañan, dicen que Santi (Santiago Abascal) es la única persona a la que he obedecido", explica entre risas.
Hijo de un cerrajero y una modista, Steegmann proviene de una "familia rica venida a menos", lo que impidió que sus padres pudieran estudiar, a pesar de la buena posición económica que habían tenido sus abuelos. Él pudo hacerlo gracias al sistema de becas aprobado por la dictadura franquista.
Fue en su época de estudiante cuando abrazó las tesis marxistas, aunque sin llegar a militar en el Partido Comunista para no perder la beca. Ideología que compartió hasta la década de los 80, cuando visitó la antigua URSS y comprobó la desigualdad existente entre la clase dirigente y el resto de la población. "Vi la oscuridad, no había luces, y las colas que hacían los rusos para comprar alimentos mientras la luz, la plata y el caviar abundaban en los locales de los altos cargos del PCUS", narra para explicar por qué acabó renegando de esa ideología.
"Al comunismo se le ha indultado", se queja con amargura reprochando tanto a la izquierda como, sobre todo, a la derecha, no haberlo combatido culturalmente para que todos conozcan sus atrocidades.
Tras abandonar el comunismo, Steegmann evolucionó al socialismo llegando a militar en el PSOE hasta el año 2004. Se dio de baja tras los atentados del 11-M en Madrid. "Hacía años que el PSOE habían perdido la O de obrero pero fue entonces cuando abandonó la E de España", asegura declarándose férreo defensor de la unidad del país.
Casado con una donostiarra, ambos colaboraron con Basta Ya. "Ya entonces sufrimos las críticas de algunos compañeros socialistas que nos llamaban fascistas", asegura sobre su paso por esta plataforma creada para comabatir el nacionalismo vasco y a la banda terrorista ETA.
Muy crítico con la posibilidad de trasladar las competencias del MIR a Cataluña, recuerda que de joven luchó para que se implantara este sistema en todo el país. De hecho, cree tanto en sus ventajas que es partidario de aplicarlo también en la enseñanza. Habrá que esperar para comprobar si consigue ganar esta nueva batalla.