Poco ha durado la forzada escenificación de cordialidad que este jueves quisieron trasladar ambas partes, Moncloa y Generalidad, en el encuentro de apenas 90 minutos entre Pedro Sánchez y Quim Torra en la sede del Ejecutivo autonómico. Superado el conflicto de las ponsetias, ambos dirigentes se esforzaron en vender que el diálogo Estado-Cataluña es posible y que, además, las dos partes pueden salir beneficiadas.
Pero el presidente catalán, Quim Torra, es consciente de que le queda poco tiempo al frente del Gobierno autonómico y aunque ayer no dudó en expresar su confianza en la futura mesa de negociación que arrancará en febrero y que él mismo presidirá, las palabras de Torra no escondían sino un claro intento de marcar territorio y blindar su presidencia respecto a ERC. Ni Torra, ni Puigdemont, ni JxCAT han confiando nunca en esa mesa, pero ahora pueden aprovechar el protagonismo que le otorga a Torra.
En un nuevo intento de apropiársela, el presidente catalán ha utilizado un acto esta mañana junto a alcaldes separatistas para trasladar a Moncloa una nueva amenaza: que su paciencia no será eterna, como tampoco lo es su presidencia. "Nosotros no seremos los que dejaremos la autodeterminación para más adelante, no, es aquí y ahora, y en cualquier reunión que tengamos con el gobierno de España", ha dicho Torra.
Flanqueado por una decena de alcaldes independentistas, el sucesor de Puigdemont ha recordado que lo que insisten en llamar resolución del conflicto catalán solo puede pasar por fijar un calendario para la celebración de un referéndum de independencia: "¿Cómo vamos a ejercer este derecho a la autodeterminación? ¿Cómo se va aprobar una ley de amnistía y cómo se acaba esta judicialización?", son las preguntas que ha vuelto a lanzar este viernes a Sánchez.
'Duelo a garrotazos' con ERC
Torra ha añadido que "esto solo lo podemos conseguir sin paralizarnos", en un claro mensaje a ERC que recela de las intenciones de Torra de apuntarse el mérito de la puesta en marcha de una mesa de negociación que es fruto del acuerdo de investidura entre el PSOE y los de Oriol Junqueras. La semana que viene el presidente catalán va a convocar una especie de mesa de partidos separatistas a la que también asistirán las entidades, para perfilar el formato de esa reunión.
"Allí se acordarán los siguientes pasos en todo este proceso de negociación", ha dicho Torra, recuperando de nuevo la exigencia de la figura del mediador que ERC ya ha dejado claro que no ve como "imprescindible". Será "de obligado cumplimiento", ha amenazado Torra a sus socios que hoy le responden, en boca del diputado de ERC, Gabriel Rufián, que la activación del foro de diálogo "es una buena noticia de la que nos sentimos muy orgullosos" porque "ERC lo puso al servicio de la resolución del conflicto político en la investidura".