El objetivo para el independentismo era venderlo como una cumbre de líderes internacionales, y Quim Torra ha conseguido superar el famoso conflicto de las ponsetias de Pedralbes y, esta vez, vencer en la escenografía. "Ha sido un diálogo sereno y cordial y ahora toca pasar de la cordialidad a las propuestas", así ha comenzado el presidente catalán, Quim Torra, su comparecencia exclusivamente en catalán, tras la reunión mantenida con Pedro Sánchez en la Generalidad a la que ha asistido Torra con cuatro exigencias bajo el brazo: un referéndum de independencia, la amnistía para los presos, la figura de un mediador para fiscalizar la próxima reunión de la mesa de diálogo y un calendario.
Ha conseguido lo último, habrá mesa antes de marzo, pero la ambigüedad del discurso de Sánchez respecto a la autodeterminación, ha sido interpretado por Torra como un gesto a favor. "He creído escuchar que reconocía el derecho a la autodeterminación y el referéndum de Cataluña aunque el camino sea largo. Interesante que haya usado esta expresión", ha subrayado, aunque lamentando que el Gobierno central siga sin aportar respuesta a su exigencia de "poner fin a la represión".
La comparecencia de Torra no ha dejado más titulares que el de apropiarse de la futura mesa de diálogo que tanto desgaste ha supuesto a sus todavía socios en la Generalidad y que ahora dice el presidente catalán, pendiente de ser inhabilitado, que debe presidir él "porque no tendría el mismo grado de liderazgo". Según Torra, "estamos preparados para el diálogo" y sostiene que no existe otra vía "para resolver democráticamente el conflicto político".
#President @QuimTorraiPla: "La primera reunió de la mesa de negociació és farà al llarg d’aquest mes de febrer i serà liderada pels dos presidents perquè sigui realment útil i eficaç" pic.twitter.com/0c6kVewlxB
— Govern. Generalitat (@govern) February 6, 2020
Lamentando que "no ha quedado clara cuál es la propuesta del Gobierno español para Cataluña", Torra si ha aseverado que esta segunda parte de Pedralbes "ha servido para fijar las condiciones del próximo encuentro para el que todavía tienen que designar a los equipos técnicos". Ni una sola referencia a sus socios de ERC a quienes hoy Torra aparta para dar comienzo a su primer acto de campaña.
El partido de Puigdemont nunca ha confiado en este encuentro, tampoco en la futura mesa de negociación que buscan boicotear a toda costa, pero el día de hoy era una buena oportunidad para que Torra consiguiese una ansiada imagen que sabrá exprimir en campaña el partido de Puigdemont. No tanto por la fotografía en sí, sino por el mensaje que van a vender desde JxCAT del fondo de este encuentro en plena pugna electoral.