Demoledor informe de la Fiscalía de Barcelona sobre la concesión de permisos penitenciarios a Jordi Cuixart, condenado a nueve años de cárcel en el Tribunal Supremo por el golpe de Estado separatista de otoño de 2017.
En contra del criterio del Gobierno de otorgar un trato de privilegio a los presos golpistas y de la Junta de Tratamiento penitenciario de la Generalidad de Cataluña, que informó favorablemente a la petición de un permiso de tres días, la Fiscalía de Vigilancia Penitenciaria de Barcelona subraya que el preso no muestra el más leve signo de arrepentimiento, sino todo lo contrario, y recuerda las manifestaciones de Cuixart sobre la posibilidad de volver a cometer el delito por el que fue sentenciado. Así, asegura que en el parte del psicólogo de la prisión no consta "voluntad de cambio ni de arrepentimiento" por parte del condenado.
El informe fiscal deja muy claro que la concesión de permisos penitenciarios "es una posibilidad, no un derecho" y se remite a varias sentencias del Tribunal Constitucional y al Convenio Europeo de Derechos Humanos para afirmar: "Porque el interno haya cumplido una cuarta parte de la condena, observe buena conducta o no la tenga mala, no por esto ha de corresponderle en todo caso la concesión de permisos, pues se estaría obviando que los mismos están encaminados como instrumentos para la preparación para la vida en libertad y no constituyen un fin en sí mismos. Así pues los permisos de salida no tienen la consideración de beneficios penitenciarios o recompensas por buen comportamiento, sino que constituyen un importante elemento integrante del tratamiento penitenciario como preparación para la vida en libertad".
De la argumentación destaca también "la incidencia sobre el penado de elementos o factores negativos que deben evaluarse desfavorablemente, siendo estos las lejanas fechas de cumplimiento de la condena total, el no reconocimiento del delito y el no haber realizado programa específico de tratamiento".
Riesgo de reincidencia
La Fiscalía considera además que "no hay una verdadera asunción delictiva" por parte de Cuixart, en quien persisten "distorsiones cognitivas resistentes al cambio" y añade: "Así el interno no mantiene una adecuada percepción de la gravedad de los hechos cometidos, no habiéndose producido ningún cambio que evidencie que está arrepentido de lo ocurrido, no pudiéndose constatar por ello una adecuada evolución y estabilidad tratamental, siendo preciso para la concesión de permisos la constatación de que el interno va a realizar una vida normalizada, entendida como respeto a las pautas de convivencia de la sociedad, a las normas que rigen nuestras sociedad y no a lo que él considera "ley superior", siendo muy difícil detectar una posibilidad de reeducación y reinserción en quien, como aquí sucede, en realidad no ha asumido la comisión de los hechos por los que cumple condena, existiendo el riesgo de que el permiso se use para la comisión de nuevos delitos o para la realización de conductas contraproducentes para los fines de tratamiento penitenciario".
Autoinculpación
Para apuntalar su criterio, la Fiscalía se remite al informe del psicólogo de la Generalidad: "Las manifestaciones del interno que recoge el psicólogo, indicando que lo volvería hacer en las mismas condiciones y por las mismas vías, resultan definitivas".
Y pone como ejemplo que "que en ningún caso se concedería un permiso a un interno que en relación al delito cometido manifestase que lo volvería hacer en las mismas condiciones y por las mismas vías, máxime teniendo en cuenta la gravedad del delito y de la pena, de nueve años de prisión, propia de delitos tales como el homicidio, agresión sexual con penetración o salud pública en supuestos agravados de tráfico de sustancias estupefacientes".
"Gestor cultural" en la cárcel
Además, la Fiscalía reprocha a las autoridades penitenciarias de la Generalidad que "no consta la realización de programas de tratamiento adecuados para la conducta delictiva señalada que permitan entender que ya se encuentra reeducado en orden a poder ir reinsertándose con normalidad en la sociedad mediante el disfrute de permisos".
El informe detalla que Cuixart participa en el club de lectura de la prisión y ejerce labores de "auxiliar" en el área educativa como "gestor y promotor cultural dentro y fuera del módulo". Esas funciones fueron las que le permitieron salir de la cárcel el pasado domingo, al margen de cualquier permiso, para visitar en la prisión tarraconense de Mas d'Enric a Carme Forcadell.
El informe supone un varapalo para las estrategias de la Generalidad y el Gobierno respecto a los golpistas presos. Cuixart ya había disfrutado de un permiso de dos días. Òmium Cultural, la organización que preside, aseguró que su salida de la cárcel no se debía en ningún caso a que estuviera arrepentido, un argumento que entorpece seriamente la concesión de permisos.