La investidura de Pedro Sánchez, la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y la eventual inhabilitación de Quim Torra han recrudecido las hostilidades entre Junts per Catalunya (JxCat) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
El grupo de Puigdemont maniobra para nombrar un "consejero jefe" que impida que el republicano Pere Aragonès se pueda hacer con la presidencia de la Generalidad, ni siquiera temporalmente, tras una hipotética destitución de Torra mientras que en ERC tratan de frenar las pretensiones posconvergentes de convocar elecciones autonómicas a rebufo del acuerdo de investidura entre socialistas y republicanos.
La primera víctima de esta enésima guerra separatista es el presidente de la Generalidad, Quim Torra, una figura que no solo se da por amortizada, sino a la que no se guarda ningún respeto. Ni siquiera en su propio grupo, tal como ha puesto él mismo de manifiesto en unos duros comentarios en el chat telefónico de JxCat. Según relata La Vanguardia, Torra no se ha tomado bien que se acepte de manera abierta su inhabilitación, pendiente de una reunión el próximo día 3 de la Junta Electoral Central (JEC). Y menos aún que lo hagan diputados de JxCat.
Así, ha reprochado a sus correligionarios que acepten su posible eliminación del tablero político con esa "tranquilidad", lo cual le parece "lastimoso", ha escrito en el Signal de JxCat. "Os agradecería que sobre mi inhabilitación os abstuvierais de hacer comentarios o, si lo hacéis, que sepáis que no los puedo compartir", concluía Torra sus ásperas apreciaciones tras el debate abierto sobre su sustitución.
¿En manos del Supremo?
En caso de que la JEC se abstenga de cesar a Torra como diputado a raíz de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por desobediencia al negarse a retirar una pancarta sobre los golpistas presos del balcón de la Generalidad, el asunto quedaría pendiente de la decisión del Tribunal Supremo, instancia a la que ha recurrido el equipo jurídico de Torra y que podría tomar una decisión antes del verano.
En ambos casos y si se mantiene el esquema gubernativo actual, Pere Aragonès, por el momento vicepresidente, asumiría la presidencia y la potestad de convocar elecciones pasaría a ERC, de ahí el interés de JxCat por nombrar un presidente de su grupo.
El factor de los presos
Pero la inhabilitación de Torra no es ni mucho menos el único factor determinante del tablero catalán. La situación de los golpistas presos. pendientes de que la Secretaría de Medidas Penales ratifique o modifique el segundo grado, también cuenta, y mucho, en las maniobras y estrategias de posconvergentes y republicanos.
La concesión del tercer grado depende en última instancia de la consejería de Justicia, que dirige Ester Capella, de ERC, según acentúan los presos de JxCat. El plazo para tomar una decisión concluye a primeros de febrero, cuando ya se habrá sustanciado la investidura y muy probablemente esté más clara la situación de Oriol Junqueras.
Mantener la prisión para los autores políticos del 1-O sería una medida que podría afectar gravemente el crédito de ERC y que aumentaría la presión de JxCat para la convocatoria electoral. Los Jordis, Cuixart y Sànchez, están a punto de cumplir un tercio de su condena, por lo que pronto saldrán en libertad. La suerte del resto depende de ERC y es, según el digital independentista El Món, una "prueba de fuego para la estabilidad del Govern".