La intención del PSC de proponer una reforma de la inmersión lingüística ha provocado gran inquietud en las fuerzas vivas del separatismo a pesar de que la propuesta socialista acentúa y ratifica el dominio del catalán y la condición marginal del español. Tras las críticas de partidos y sindicatos, así como de las asociaciones culturales y educativas del independentismo, se ha pronunciado el autor político del sistema lingüístico, el evasor fiscal confeso y expresidente de la Generalidad Jordi Pujol, quien ha redactado un artículo en su blog de la Asociación "Serviol" en defensa de su obra cumbre, la conversión del español en un idioma extraño y extranjero en la escuela catalana del nacionalismo.
El expresidente corrupto asegura que la inmersión lingüística "es un tema central en la reivindicación de la personalidad colectiva de Cataluña, tanto política como socialmente y en el sentido más profundo de identidad. Es un tema nuclear irrenunciable". Pujol afirma además que ató la inmersión durante la Transición con el presidente Adolfo Suárez y el diputado de UCD y ministro de Obras Públicas Joaquín Garrigues, así como con el general Gutiérrez Mellado.
Así relata una conversación en un despacho en el Congreso en el que le habrían dicho: "Habrá Estatuto, el vuestro y el vasco. Lo distintivo del vasco va a ser el concierto que no se puede conceder a Cataluña por el peso muy grande de la economía catalana en el conjunto del Estado. Y porque no hay tradición. El concierto vasco tiene una tradición histórica que no existe en Cataluña. En cambio, lo distintivo vuestro, lo que más os da personalidad propia, es la lengua. Es decir, entendemos que el hecho más irrenunciable para el País Vasco es el concierto, y para Cataluña, la lengua".
Pujol no quería recaudar impuestos
Según Pujol, tal planteamiento es el que se habría dado cada ve que salió a colación la financiación durante la elaboración del Estatuto catalán y también con posterioridad: control de la educación a cambio de renunciar al sistema del concierto fiscal.
Sin embargo, esa versión difiere bastante de la extendida por los nacionalistas vascos y que apunta que Pujol no quiso saber nada de un concierto fiscal en Cataluña porque en su opinión recaudar impuestos era impopular.