Que de algún modo el PSOE está en la operación de convertir el Más Madrid de Errejón y Carmena en Más País es más que evidente, pero los socialistas quizá deberían haber analizado mejor cómo les puede afectar la irrupción de una nueva fuerza de izquierdas en el panorama electoral.
Los primeros sondeos hablan de que Más País podría obtener nueve escaños y sitúan al PSOE a la baja, aunque los socialistas se mostraban convencidos de que la nueva marca sólo les arrebata un 1% de voto, mientras le roba un 5% a Unidas Podemos.
Sin embargo, hay datos que permiten pensar que quizá el partido de Pedro Sánchez podría verse más perjudicado de lo que cree, al menos si atendemos a lo que ocurrió en el único lugar en el que ambos partidos se han enfrentado electoralmente hasta el momento: la Comunidad de Madrid.
A priori, podría pensarse que la irrupción de Errejón en las elecciones autonómicas no perjudicó al PSOE: por primera vez en muchos años la marca regional socialista, el PSM, fue el partido más votado con un 27,35% de los votos, su mejor resultado desde 2007.
Pero cuando comparamos la evolución del voto del PSM con la que tuvo el PSOE en otros territorios la cosa ya no está tan clara: Madrid fue la comunidad en la que obtuvo menor porcentaje de voto, con la excepción de Cantabria, en la que prácticamente han entregado una buena parte de su electorado a Revilla, y de Baleares, Valencia y Navarra, en las que el escenario está muy distorsionado por la presencia de partidos nacionalistas.
La comunidad autónoma en la que el PSOE menos creció
El dato es aún peor si atendemos no sólo al total de voto sino también a su evolución respecto a las elecciones de 2015: de las trece comunidades autónomas que han celebrado comicios durante este año en Madrid ha sido en la que menos ha crecido el voto socialista: Gabilondo sólo subió un 1,9%.
El resultado es malo incluso si lo comparamos con la Comunidad Valenciana, en la que Ximo Puig logró mejorar un 3%, y eso a pesar de la presencia de listas separadas de Unidas Podemos y de Compromís; o con Cantabria, donde los socialistas ganaron un 3,6% a pesar de la pujanza del partido de Miguel Ángel Revilla.
La comparación empieza a volverse dramática si atendemos a lo que ocurrió en comunidades en las que el PSOE ya era la fuerza predominante, como Extremadura, Castilla-La Mancha o Asturias, en las que los socialistas ya eran la fuerza más votada y donde crecieron el 5,2%, el 6,6% y el 8,75%, respectivamente. En Aragón, donde no era el más votado pero sí gobernaba, subió nada más y nada menos que un 10,4%.
Finalmente, resulta trágico confrontar lo ocurrido en Madrid con lo que pasó en comunidades en las que el PSOE partía de una posición similar al PSM, como segundo partido y frente a un PP que se desplomaba. Así estaban los socialistas en Murcia, por ejemplo, y ganaron 8,4 puntos respecto a las elecciones de 2015; o en Castilla y León, donde ganó nueve; o de La Rioja, donde la candidatura del PSOE tuvo nada más y nada menos que doce puntos más que en las anteriores autonómicas.
Y es que incluso en las regiones con un componente nacionalista importante el PSOE mejoró sus resultados mucho más que en Madrid: en Navarra un 7,23%, en Baleares un 8,3% y en Canarias un 9%.
¿Qué ocurrió en Madrid?
La encuesta postelectoral del CIS en la Comunidad de Madrid nos daba algunos datos que, efectivamente, deberían preocupar bastante al PSOE. Así, tal y como señalaba este sábado Manuel Mostaza en un artículo en El Mundo, los votantes que se decidieron por Más Madrid en mayo estaban dudando, sobre todo, si votar a la formación de Errejón o al PSOE: nada más y nada menos que un 46% valoraron estas dos posibilidades, mientras que sólo el 15% de los que finalmente se decidieron por Más Madrid dudaron entre este partido y Unidas Podemos.
Del mismo modo, si bien el 40% de los votantes de Errejón habían votado en 2015 a Podemos, un porcentaje muy importante, el 20%, se había decidido entonces por la candidatura que encabezó Ángel Gabilondo.
Pero el dato más preocupante es el que reflejó la encuesta preguntado a los votantes de Errejón qué habían hecho sólo un mes antes en las generales de abril, una convocatoria en la que muchos, un 50%, se habían decantado por Iglesias, pero nada más y nada menos que un 40% habían votado por Sánchez.
El hecho es que, si bien es cierto que en las elecciones autonómicas hubo una participación más baja, el PSOE se dejó 150.000 votos en sólo un mes, mientras que en otras regiones como Castilla y León o Murcia ganó 20.000, por poner sólo dos ejemplos, ya que el partido se benefició de una fuerte ola a su favor tras la victoria en las generales.
Los datos son, por supuesto, relativos, ya que la situación es otra y, sobre todo, que ni Gabilondo ni Isa Serra –que fue la candidata de Podemos– son rivales electorales como Sánchez o Iglesias, pero el hecho es que en la única oportunidad que ha tenido, Errejón le hizo un buen roto al PSOE.