El consejero de Interior de la Generalidad, Miquel Buch, no es un personaje conocido ni por sus formas ni por su sutileza. Hombre que presume de un trato directo, el exalcalde de Premiá de Mar propende a las reacciones rápidas y a las sobreactuaciones, de modo que a nadie ha extrañado que la jefa de prensa del departamento, Joana Vallés, haya pagado el pato de la polémica generada por el nuevo "instrumental" de los Mossos d'Esquadra para hacer frente a las manifestaciones que se avecinan de cara al segundo aniversario del golpe de Estado y el fallo del Tribunal Supremo.
A Buch no le ha gustado que los medios acentuaran que la policía autonómica dispondría de esprays de gas pimienta para hacer frente a los manifestantes más violentos y, ni corto ni perezoso, se ha cargado a su jefa de prensa, una periodista con más de dos décadas de servicio en diferentes departamentos de la Generalidad.
El currículo de Piqué
La presión de los independentistas en las redes sociales ha llevado a Buch a responsabilizar al mensajero de que los Mossos d'Esquadra parezcan dispuestos a actuar si se producen desmanes en las manifestaciones auspiciadas por la propia Generalidad. De modo que Vallés ha sido sustituida por Joan Maria Piqué, exjefe de prensa de Artur Mas y periodista conocido por su fe separatista y su manía a los periodistas y medios que no comulgan con las ruedas de molino nacionalistas.
Durante su etapa como jefe de comunicación del expresidente catalán inhabilitado, Piqué protagonizó varias polémicas. Llegó a comparar a su jefe con Churchill y a los no nacionalistas con Hitler, actuó como espía en las ruedas de prensa de Junqueras, llegó a convocar manifestaciones contra Ciudadanos y pidió a cámaras de TV3 que entorpecieran la labor de los "medios españoles".