"Pido que no se utilice la respuesta a la sentencia para hacer política de partido", ha declarado Jordi Sànchez, diputado de Junts per Catalunya (JxCat) y preso en la cárcel de Lledoners por el golpe de Estado separatista. Lo ha dicho dos días después de que Oriol Junqueras, recluido en la misma cárcel, abogara por unas elecciones autonómicas como respuesta a la previsible sentencia condenatoria del Tribunal Supremo.
La división en el seno del separatismo es absoluta. Si Junqueras quiere elecciones y aboga por negociar con el Gobierno, Quim Torra, Carles Puigdemont y ahora Jordi Sànchez abogan por todo lo contrario. Tanto el presidente de la Generalidad, Quim Torra, como el fugado Puigdemont, se han declarado por activa y por pasiva partidarios de la "confrontación" y de no anticipar las elecciones.
"Ruedas de molino"
Ahora es Jordi Sànchez quien se enfrenta a Oriol Junqueras con unas declaraciones duras respecto a los postulados del líder de ERC. Según Sànchez, "mezclar la respuesta a la sentencia con elecciones son ganas de hacernos comulgar con ruedas de molino", ha declarado a la agencia Europa Press. También ha instado a Junqueras y los partidarios del avance electoral a que expliquen qué harían el día después de las elecciones que no puedan hacer ahora.
Segun Sànchez, la única razón por la que ERC pide elecciones anticipadas es porque cree que le favorecerían y podría alcanzar la presidencia de la Generalidad en detrimento de los posconvergentes.
Las relaciones entre los presos
El dirigente de Junts per Catalunya y expresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ha negado que haya malas relaciones personales entre los presos, pero admite la falta de unidad en el independentismo con estas palabras: "Es poco razonable que dos grandes marcas que luchan por el mismo mercado tengan unidad estratégica. No veo, por poner un ejemplo, Coca-Cola y Pepsi Cola actuando bajo una unidad estratégica. La competencia electoral entre independentistas lo contamina todo y puede convertirse en la causa de grandes ineficiencias e ineficacias del soberanismo".
El primer capítulo de la fractura entre los golpistas presos se produjo cuando Sànchez lideró a finales del año pasado una denominada "huelga de hambre" que Junqueras, su correligionario Raül Romeva y el presidente de Òmnium Jordi Cuixart se negaron a secundar.
Quim Torra visitó a los presos el pasado lunes durante cinco horas pero no logró imponer el criterio de Puigdemont ni unificar las posturas de los encarcelados.