Cuando se celebraron las elecciones andaluzas en diciembre de 2018, el actual horizonte político nacional no estaba a la vista. Tras el inesperado batacazo de Susana Díaz, la "vía andaluza", el pacto bipartito del PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox, pareció una solución salvadora para Juan Manuel Moreno. Ahora, el milagro político andaluz se va a extender a toda España mientras que el PSOE andaluz, al contrario, parece que la antaño poderosa lideresa del Sur perderá ganando.
Los barones más significativos del PP, pero muy especialmente Juan Manuel Moreno, han vuelto a hablar del giro al "centro" al que se atribuyen los mejores resultados del PP en las elecciones municipales y autonómicas del domingo, si se comparan con las recientes generales de abril. Pablo Casado, y ha pasado más desapercibido, ha llegado a hablar de "refundación" del centroderecha, aunque tal meta, ambiciosa pero atinada, pasa sin duda por la experiencia del gobierno y la cohabitación de estos años.
En el caso de Moreno, su "centro" es del centro-derecha por su posición intermedia entre Ciudadanos y Vox en las fricciones del nuevo gobierno andaluz. La actitud conciliadora del PP andaluz frente a la intransigencia poco inteligible de un Ciudadanos que acepta los votos de Vox, pero no a Vox, le ha supuesto instalarse cómodamente en una rentable equidistancia.
Es la misma actitud que se ha visto en Madrid por parte de quienes podrían llegar a ser la máxima autoridad de los dos gobiernos de la Comunidad. No era precisamente ese mismo centro centrado el que defendía, por ejemplo, Alberto Núñez Feijoó, más alineado con el cordón sanitario inicial que Albert Rivera quiso imponer a Vox y que ahora ni siquiera Ciudadanos defiende ya.
Aunque Feijoó ha insistido en que el giro al centro es lo que ha posibilitado la "recuperación" del PP en las elecciones pasadas, el centro de que habla no es el mismo del que habla Juan Manuel Moreno. Un centro-derecha sin Vox no es el mismo que un centro-derecha con Vox. Resulta evidente que, para gobernar en muchos municipios, capitales y algunas comunidades autónomas, el PP que se quiere de centro tendrá que ejercer de moderado y moderador entre Ciudadanos y Vox.
Por otra parte, Moreno dio este lunes un paso más con su apoyo decidido a Pablo Casado como líder del PP, algo que hasta hace dos días nadie tenía claro. Pero, eso sí, le ha recordado que la vía andaluza de acuerdos con Ciudadanos y Vox es ya el único camino nacional, un camino que le puede permitir al PP dotarse de un discurso propio entre ambos polos del centro derecha. Claro que a cambio exigirá mayor presencia de andaluces de su entorno para los cargos de relevancia en Congreso y Senado y otras menudencias.
Toda la estrategia popular pasa porque Ciudadanos y Vox acepten que el PP es el eje vertebral del centro derecha español, algo que, cuando menos Ciudadanos no parece dispuesto a aceptar porque junto a la actual vía andaluza que representan Moreno y Marín, hubo con anterioridad otra vía andaluza que fue la protagonizada por Susana Díaz y el propio Juan Marín.
La combinación de ambas puede producir otra imagen centrista más ligada a un Ciudadanos capaz de entenderse con Pedro Sánchez que, hasta hace dos días, no era considerada una opción, y con Pablo Casado. Pero las imágenes las carga el diablo. Albert Rivera ha visto que en Andalucía ha perdido 500.000 votos respecto a las elecciones generales de hace un mes. Sólo de imágenes y posturas no vive un partido de futuro. También Vox debe tomar nota porque en la misma comparativa perdió más de 480.000.
El caso de Vox –Moreno tendrá ahora que trasladar a los Presupuestos andaluces que se están elaborando lo acuerdos con el partido de Santiago Abascal–, también puede desequilibrar la vía andaluza, aunque Ciudadanos parece haber relajado la tensión y ahora dice admitir, incluso, gobiernos en los que participe Vox. De hecho, fue el gobierno PP-Cs quien se reunió este lunes con Vox para hablar de presupuestos, no sólo el PP.
Mientras, en el PSOE...
Por el contrario, en el caso del PSOE andaluz, que sigue siendo un granero importantísimo de votos para el PSOE nacional, poco ha tardado Pedro Sánchez en recordarle a Susana Díaz que cuando él ha sido el candidato en un proceso electoral los resultados han sido mejores que cuando la candidata ha sido ella. Aunque en las elecciones municipales y europeas la abstención socialista no ha castigado tanto al PSOE andaluz, el nivel de voto de las elecciones generales con Pedro Sánchez de cabeza de cartel fue superior.
Este lunes se reunieron en Moncloa ambos dirigentes para estudiar un futuro. De lo conocido cabe deducir que la defenestración de Susana Díaz no es un asunto prioritario para un líder ya indiscutido como Pedro Sánchez, pero, a cambio, la vía de Ferraz debe imponerse a la hasta ahora vía suelta del susanismo andaluz.
El ejemplo principal está en las diputaciones provinciales, centros de poder municipal muy importante en Andalucía que cuenta con 778 municipios en cuyas infraestructuras y necesidades sociales intervienen esas instituciones de manera directa. Susana Díaz ya no podrá impedir que Pedro Sánchez nombre sin obstrucción a los presidentes de las Diputaciones que se hayan ganado.
Por poner tres ejemplos. ¿Pueden mantener sus sillones provinciales Fernando Rodríguez Villalobos en Sevilla, Irene García en Cádiz e Ignacio Caraballo en Huelva, todos ellos reconocidos susanistas militantes? Pues parece que no porque Quico Toscano, el hombre fuerte del sanchismo andaluz y conseguidor de una nueva y rotunda mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Dos Hermanas, acaba de decir que tal cosa no ocurrirá. Quien nombra estatutariamente a los presidentes de estos entes provinciales es la dirección nacional, no la andaluza.
Por tanto, de Susana Díaz, a la que se le perdona la vida política por ahora hasta los nuevos procesos congresuales donde ya se verá, sólo se acepta la otra innovadora "vía andaluza" que precedió a la actualmente gobernante. Tal vía fue la de acuerdos del PSOE con Ciudadanos donde sea posible eliminando así dependencias indeseadas con el Podemos, ya no tanto, de Pablo Iglesias.