Cuando se cumple un año y un día de su llegada a la Generalidad, el presidente catalán, Quim Torra ha tenido que acudir este miércoles a declarar al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC ) como investigado por un posible delito de desobediencia al desoír en hasta dos ocasiones la órdenes de la Junta Electoral Central de retirar lazos amarillos y esteladas de las fachadas de todos los edificios públicos.
Las entidades independentistas han organizado una especie de paseíllo para recibir a Torra en las escalinatas del Palacio de la Justicia aunque sin éxito de convocatoria. A penas 200 personas, la mayoría miembros de su Gobierno, se han acercado hasta el Arco del Triunfo de Barcelona, que era el punto de convocatoria. Muy lejos esta imagen de la del baño de masas del expresidente Artur Mas en octubre de 2015 cuando fue citado a declarar en el TSJC por la organización de la consulta del 9-N.
La declaración de Quim Torra ha durado poco más de 40 minutos y el presidente catalán se ha negado a responder a las preguntas de la acusación popular ejercida por Vox "por decencia democrática", ha dicho. Sí que ha contestado al fiscal superior de Cataluña, Francisco Bañeres ante quien ha defendido que las órdenes emitidas por la JEC para apartar la simbología independentista "eran imprecisas". Eso y que en cualquier caso, según Torra, su actuación de desobediencia se enmarca dentro de su derecho a la libertad de expresión.
Tras finalizar su declaración,Torra se ha dirigido hacia la sede de la Generalidad que este miércoles ha vuelto a utilizar en beneficio propio para hacer electoralismo. En plena campaña para las elecciones municipales, autonómicas y europeas, Torra ha vuelto a sacar el traje de mártir para denunciar "la estrategia represiva" del Estado y para advertir que él pagará el precio que haga falta hasta culminar su plan de ruptura. "Yo hoy no he ido a defenderme, he ido a defender los derechos de todos los catalanes", ha dicho en la rueda de prensa de la Generalidad.