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La imposibilidad de saber cuál es el voto útil (y 2): ¿Qué puede pasar el 28-A en las provincias pequeñas?

Analizamos qué puede ocurrir en las circunscripciones en las que menos escaños se reparten y donde, por tanto, más llamadas hay al voto útil.

Tal y como veíamos ayer, las circunscripciones pequeñas son una de las causas que provocan distorsiones en el sistema electoral español y la otra, aunque mucho menor, es el Sistema D’Hondt. La combinación de ambos elementos puede hacer a muchos electores, sobre todo en el ámbito del centro derecha, preguntarse qué voto maximiza las posibilidades de que PP, Ciudadanos y Vox obtengan el 28-A suficientes diputados para desbancar a Sánchez.

Para intentar hacernos una idea al respecto hay que ir caso a caso, es decir, el análisis debe hacerse por tamaño de suscripción. En Ceuta y Melilla la cosa está muy clara: el partido más votado en las elecciones generales se llevará el diputado en juego en cada ciudad autónoma. En 2016 en ambos casos el escaño fue para el PP, que en la primera superó el 50% –más del doble que el PSOE– y en la segunda el 41%, quince puntos por encima de los socialistas. En este caso la división del voto sí podría favorecer a los socialistas y se diría que lo razonable es apostar por el que, a priori, es el único que puede imponerse a Sánchez.

En Soria, que es la única provincia en la que sólo se reparten dos diputados –el mínimo legal– lo único que cabe esperar es lo que ha ocurrido siempre: un reparto de un diputado para el partido más votado y otro para el segundo, ya que para que el ganador se llevase los dos escaños debería obtener más del doble de votos que su inmediato seguidor, cosa que no ocurrió ni siquiera con la mayoría absoluta de Rajoy.

Asímismo, es improbable que dos de los tres partidos del centro derecha estén por encima del PSOE, teniendo en cuenta que esta es una provincia en la que Sánchez estuvo incluso ligeramente por encima de la media nacional en las dos últimas convocatorias electorales.

Provincias con tres escaños

El panorama se presenta más interesante en las provincias que otorgan tres escaños: Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel y Zamora. En las últimas elecciones el PP logró dos diputados en algunas de ellas –como por ejemplo en Ávila– pero lo más probable es que en esta ocasión el resultado imponga un reparto de un diputado para cada uno de los tres partidos más votados, ya que para que no ocurriese tal cosa sería necesario que el ganador duplicase al tercero.

Así, cabe pensar que se va a repetir algo similar a lo que ocurrió, por ejemplo, en Huesca en las pasadas elecciones: el PP obtuvo un 36% del voto, el PSOE un 25% y Podemos un 19% y cada uno de estos tres partidos tuvo su diputado. Tanto las formaciones como los porcentajes pueden ser diferentes –normalmente los tres más votados estarán en cifras menores– pero lo razonable es que se muevan en bandas como esas y, eso sí, en esta ocasión y con la previsible caída de Podemos lo más lógico –al menos según las encuestas de las que disponemos hasta el momento– sería que el tercero en liza no fuese Podemos sino Ciudadanos o, en algunos casos, Vox.

Como decimos, el requisito sería que el ganador no duplicase el porcentaje del tercer partido, con lo que se haría con dos diputados, pero según las encuestas actuales esto es improbable: los socialistas, que lideran los sondeos, tendrían que estar bastante por encima del 30% para lograrlo y estamos hablando, además, de provincias más bien conservadoras.

En estos casos, por lo tanto, se podría decir que el voto más útil para el votante de centro derecha sería concentrarse en el tercero en liza para maximizar las opciones de superar a Podemos y hacerse con ese tercer diputado, pero no es fácil decir qué partido está en mejor disposición de lograrlo en cada caso y, además, es obvio que si esa concentración fuese a costa del PP los populares podría ser los que perdiesen su diputado en favor del partido de Iglesias.

Cuatro escaños: ¿quién se queda fuera?

El segundo gran grupo de circunscripciones son las que otorgan cuatro escaños: Álava, Albacete, Burgos, Cáceres, León, Lérida, Lugo, Orense, La Rioja y Salamanca. En total diez provincias, es decir, en conjunto reparten la nada despreciable cantidad de 40 diputados.

Estas circunscripciones daban lugar hasta el momento, en la mayor parte de las ocasiones, a dos tipos de reparto: o bien los dos partidos mayoritarios ganaban dos escaños cada uno o bien el primero ganaba dos y el segundo y el tercero uno. Un ejemplo de lo primero es lo ocurrido en Cáceres en junio del 2016: el PP fue el más votado con un 40%, el PSOE el segundo con un 33% y el tercer puesto se lo quedó Podemos con sólo un 14%. Al tener el segundo más del doble de votos que el tercero los de Iglesias se quedaron sin diputado.

Por el contrario, en Albacete el reparto sí incluyó al tercer partido: el PP con un 40% se hizo también con dos escaños, el PSOE obtuvo uno con un 27% y Podemos otro con un 15,27%. En este caso, además, si la circunscripción hubiese sido de cinco un último diputado habría ido para Ciudadanos, que con su 14% logró una cifra superior a un tercio del resultado del primero y la mitad de lo obtenido por el segundo.

Sin embargo, en muchas de estas provincias lo previsible en estas elecciones, al menos según las encuestas que manejamos por ahora, es que ocurra algo similar a lo que pasó en junio de 2016 en Lérida: ERC fue el más votado pero con sólo un 25%, CDC el segundo con un 22%, Podemos tercero con un 16% y el PP cuarto con un 13%. El reparto fue de lo más equitativo: cada partido tuvo su diputado y no hubo diferencia práctica ninguna entre los 45.525 votos de los de Esquerra y los 24.503 de los populares.

En estos casos, por supuesto, lo que marcaría una gran diferencia en el reparto por bloques sería que el cuarto partido no fuese Podemos, pero si eso fuese a cambio de una subida muy fuerte del PSOE el reparto podría volver a dar dos diputados al primero. De nuevo, ni el resultado es previsible ni hay seguridad alguna de que si el voto útil se concentra en un determinado sentido el resultado no sea justo el contrario del pretendido.

Cinco escaños: ¿diputado para todos?

En otras siete provincias el número de escaños que se reparten es de cinco, son: Cantabria, Castellón, Ciudad Real, Huelva, Jaén, Navarra y Valladolid. Con el juego de los partidos hasta ahora lo habitual era un reparto como el que se dio en 2016 en Huelva: el PSOE logró dos diputados con un 35% de los votos, el PP los mismos con el 33% y Podemos el quinto con un 16%.

Con la irrupción de las nuevas formaciones políticas, sin embargo, se han podido ver otros repartos como el que se dio en las pasadas elecciones en Cantabria y Castellón: dos para el PP, uno para el PSOE, otro para Podemos y un quinto para Ciudadanos, que en ambos casos lo consiguió con poco más del 14% de los votos.

Especialmente interesante es el caso de la tercera provincia de la Comunidad Valenciana en las elecciones de diciembre de 2015, entonces el reparto fue el que ya hemos comentado, pero con unos porcentajes que resultaron muy ajustados: el PP se acercó al 32%, Podemos estuvo en un 24%, el PSOE un 21% y los de Rivera superaron el 15%.

Con la irrupción de Vox y un reparto aún más disperso del voto se podría dar la circunstancia de que hasta cinco partidos pudiesen obtener un único escaño. Para ello sería necesario que el más votado no llegase a tener el doble de votos que el quinto en discordia, lo que no parece descabellado en el actual panorama: por ejemplo, el más votado podría estar en el 27% y el quinto en el 14%.

De nuevo nos encontramos ante un dilema sin solución: ¿el voto más útil sería apoyar al partido mayoritario dentro del centro derecha para que destaque en primera posición y obtenga dos escaños o a los minoritarios para que ambos lograsen el suyo?. A priori, es imposible predecirlo porque, además, contrariamente a lo que podría pensarse, cuantos más escaños se repartan más ajustados estarán los restos, es decir, ganar o perder un diputado dependerá de un porcentaje menor de votos.

En estas 28 circunscripciones que hemos analizado se reparten un total de 103 escaños, nada más y nada menos que un 29% de los 350 del Congreso.

Un modelo matemático

Hemos analizado caso por caso las circunscripciones más pequeñas, pero para tener una visión más general de los vaivenes que el sistema D’Hondt puede causar en la asignación de escaños es muy útil el modelo matemático que ha preparado el director del programa Sin Complejos de esRadio, Luis del Pino.

Para hacerlo ha contado con dos premisas lógicas que se podrán aplicar en la mayoría de las circunscripciones: que la mayor parte de los votos se repartirá entre cinco grandes partidos y que un 5% de los votantes optará por otras opciones –formaciones muy minoritarias, votos en blanco…–.

Con estas premisas, se establecen tres referencias: la primera es el tanto por cien del voto más bajo con el que se podría obtener un diputado, es decir, lo que ocurriría en el caso de que las diferencias entre unos y otros partidos fuesen más reducidas; la segunda es el tanto por ciento más normal con el que se podrá obtener un escaño; y, por último, por el umbral máximo nos referimos al porcentaje que te garantiza tener un diputado hagan lo que hagan los demás partidos.

Esta es la tabla resultante:

Como se puede ver, partiendo de este modelo podemos llegar a algunas conclusiones interesantes, como que incluso con un porcentaje tan bajo como el 13,5% es posible lograr un diputado en las circunscripciones que sólo reparten tres y, sobre todo, que sería probable alcanzarlo con sólo un 17% del voto.

En las provincias de cuatro diputados las posibilidades son aún mayores: hasta con un 11,9% se podría tener, y previsiblemente se obtendrá, el representante en el Congreso con menos del 15% del voto, tal y como hemos visto en los ejemplos que manejábamos más arriba.

Siguiendo el modelo vemos como, lógicamente, esa tendencia decreciente se mantiene constante, hasta que ya en las circunscripciones que reparten sólo siete escaños lo normal es que se alcance un representante con sólo un 10% y, más importante aún, estaría asegurado con un 11%.

El dato es muy significativo porque estamos hablando de sólo las mayores 17 provincias de España, pero en ellas se distribuyen 205 diputados, es decir, casi el 60% del Congreso. Pero, como ven, por más datos, más ejemplos y más modelos que manejemos... nadie sabe qué voto es el más útil en cada circunscripción.

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