A dos meses de las europeas, el ya excandidato Pablo Bustinduy ha anunciado este jueves que abandona "la primera línea de la política institucional". En un largo comentario publicado en Facebook, el que fuera portavoz de exteriores de Podemos afirma que no cree "tener hoy la entereza y las fuerzas necesarias para asumir una responsabilidad pública tan importante con el rigor, la dedicación y el compromiso absoluto a largo plazo que requiere en este tiempo político nuevo".
Hijo de la exministra de Sanidad y consejera de Red Eléctrica Ángeles Amador, y del exdirector de Metro de Madrid y Cercanías de Renfe, Javier Bustinduy, el máximo responsable en asuntos internacionales de la formación izquierdista entró a formar parte de la cúpula del partido en marzo de 2015. Escudero fiel de Íñigo Errejón, uno de sus máximos apoyos en Vistalegre II, tal y como informa Míriam Muro, sorprendió que Bustinduy se mantuviera en el partido cuando el máximo rival de Iglesias presentó su dimisión.
Ahora, el exdiputado se marcha: "He decidido no seguir en este nuevo ciclo en la primera línea de la política institucional. Ha sido una decisión muy difícil, pues lo último que querría es defraudar la confianza de quienes me avalaron para presentarme a las próximas elecciones europeas". En su lugar, lo hará María Eugenia Rodríguez Palop, profesora, jurista, articulista en el periódico de Ignacio Escolar y amiga íntima de Pablo Iglesias. "Le brindaré en los próximos meses todo mi apoyo", dice Bustinduy.
El exportavoz de exteriores de Podemos saca pecho por haber ejercido "como representante del movimiento democrático que ha sacudido España en estos años" en el "plebiscito por la paz en Colombia", "en el entierro de Fidel", "en la campaña de Francia Insumisa y la de López Obrador" o con "las asociaciones de derechos humanos en Palestina" y, aunque dice que ha cometido "también muchos errores", no se refiere a ninguno: "Necesitaré tiempo para entenderlos y aprender de ellos".
Finalmente, Bustinduy concluye señalando que continuará "trabajando desde un lugar más tranquilo para conseguir un país mejor, que no mida su desarrollo por el número de millonarios sino por cómo cuida a su gente, especialmente a quienes menos tienen". "Allí donde haya alguien dedicándose a esa tarea veré siempre el rostro de un amigo", remata.