El análisis de los datos oficiales de violencia de género que recoge el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) arroja varias cifras relevantes, aunque muy poco conocidas. Entre otras, destaca el hecho de que España acumula un total de 1,69 millones de denuncias relacionadas con esta materia desde el cierre de 2004, momento en el que se aprueba la polémica Ley de Violencia de Género, hasta 2017.
Sin embargo, de esta cifra tan sólo el 23% acaba en condena, de modo que el 77% de los denunciados terminan resultando inocentes (denuncias no resueltas, archivadas, sobreseídas o con una sentencia absolutoria). Además, de los 1,23 millones de casos resueltos por los tribunales, apenas unos 3.900 (0,3%) están relacionados con la comisión de delitos graves, con penas de más de 5 años de prisión, de los que un total de 2.998 acabaron en condena (0,18%).
Asimismo, uno de los puntos más importantes a tener en cuenta consiste en saber si la famosa ley ha resultado eficaz a la hora de combatir la violencia de género. Para ello, es necesario observar la evolución que ha registrado tanto el número de denuncias y condenas como el de víctimas mortales durante estos años de vigencia.
Lo primero que llama la atención es que las denuncias por violencia de género se han disparado desde las 70.000 registradas en 2004 hasta las más de 166.000 de 2017, lo que supone un aumento del 112%, algo más del doble. El número de denuncias arroja una media de 129.000 al año bajo la Ley de Violencia de Género, estabilizándose en torno a las 125.000-135.000 anuales entre 2009 y 2015 para, posteriormente, volver a subir en los últimos años. En 2017, alcanzó un récord histórico, con un total de 166.260.
Pero lo más llamativo es que el número de condenas y, por tanto, también de víctimas, permanece más o menos estable, en torno a las 30.000 al año, a pesar de que las denuncias se han duplicado. Así pues, crecen las denuncias, pero también los casos sin una resolución concreta, junto con los archivos y sobreseimientos por falta de pruebas y las sentencias absolutorias. De este modo, el volumen de denunciados que acaban resultando inocentes también se duplica, desde los 30.000 registrados en 2004 hasta los más de 76.000 en 2017, tal y como refleja el siguiente gráfico.
Por último, ¿ha logrado la Ley de Violencia de Género reducir el número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas? Las víctimas mortales rondan las 1.200 desde 1999 hasta 2018, lo que supone una media de 59,7 al año, equivalente a una ratio de 2,9 víctimas por cada millón de mujeres mayores de 14 años, una de las más bajas de Europa.
Aunque esta ley fue aprobada con el objetivo específico de reducir esta lacra, los datos evidencian que ha cosechado un estrepitoso fracaso, ya que la media de víctimas previa a la entrada en vigor de dicha norma ronda las 60,7 al año, frente a las 59,4 registradas a posteriori, una reducción estadísticamente irrelevante.
Así pues, según se desprende de las estadísticas oficiales, para lo único que ha servido la Ley de Violencia de Género es para disparar las denuncias, ya que su aplicación no ha logrado reducir la incidencia de este problema (las condenas se mantienen estables) ni el número de víctimas mortales.