En vísperas del juicio por el 1 de octubre el mayor temor del expresidente catalán fugado Carles Puigdemont es sin duda perder protagonismo en la prensa, que nadie se acuerde de él en las portadas durante las intensas jornadas que se esperan en el Tribunal Supremo donde se sentarán 12 de los 18 dirigentes independentistas procesados. Por este motivo, ha convocado a los suyos, al grupo parlamentario de JxCAT este domingo y lunes en su mansión de Waterloo para trazar la doble estrategia que, según él, conviene activar al independentismo.
Se trata de, por un lado, mantener viva la propaganda separatista por el extranjero, intensificando las entrevistas tanto de los presos como de los fugados en medios de toda Europa y, por otro, designar a un líder en quien focalizar toda esta estrategia. Una especie de "altavoz" cuya función ejercería él mismo y que se encargaría de denunciar en paralelo a las sesiones del juicio que lo que se está condenando en el Supremo "no es la rebelión sino la democracia y las urnas", según ha defendido el propio Puigdemont este lunes.
Una forma de conservar su liderazgo fuera de Cataluña con vistas a conseguir también que se le vuelva a reconocer dentro del propio Parlamento autonómico. Aquí es donde vuelve a activarse la guerra que mantiene desde hace meses con los de Oriol Junqueras. El expresidente catalán quiere volver a ser investido presidente y en ERC se siguen negando rotundamente a desobedecer la última orden del Supremo que el pasado mes de julio suspendió de cargo público tanto a Puigdemont como al resto de diputados presos.
La primera semana de febrero volverá a reunirse la llamada ponencia de la reforma del Reglamento que será la encargada de habilitar una eventual investidura a distancia que por el momento carece de mayoría como para salir adelante. Este lunes el presidente de la cámara autonómica, Roger Torrent, ha vuelto a insistir en una entrevista en la Ser Cataluña en que no facilitarán una investidura de un presidente que no pueda ejercer como tal, mientras Puigdemont amenaza con que si el Parlamento le inviste será "presidente con todos los efectos".
Pero por si este plan fracasara, el expresidente catalán no cierra la puerta a un tercer intento desesperado: enfrentarse al preso Junqueras en las próximas elecciones europeas del mes de mayo aunque, por el momento, se haya quedado solo con sus siglas de la Crida que ya han sido oficialmente registradas como partido político en el Ministerio del Interior. El sábado 26 de enero, la Crida celebrará su congreso fundacional y ofrecerá más detalles de sus intenciones para llegar al Parlamento europeo.