"Menos PP es menos España". Pablo Casado se dirigió directamente a los votantes descontentos con el partido y que hoy miran a Ciudadanos o a Vox, y les pidió que vuelvan a casa. Les aseguró que el PP vuelve a ser el de siempre, con unos principios sólidos y con un proyecto de Gobierno basado en la "libertad". Les advirtió de que decantarse por Albert Rivera o Santiago Abascal acabará favoreciendo a "los enemigos" de la nación. "Este es el PP verdadero", exclamó, y se comprometió a hacer política en las plazas de ciudades y pueblos.
La preocupación por el ascenso de Vox marcó por completo la primera convención nacional de la era Casado, que cumple seis meses al frente del PP. Barones, parlamentarios y cargos de base reconocieron en privado que en sus entornos, en las sedes, cada vez son más los que muestran sus simpatías hacia los de Abascal. "Cada voto menos para el PP es un paso más para los enemigos de la nación", insistió el líder de la oposición en su discurso de clausura, de una hora de duración.
"No basta con ponerse el disfraz del PP ni versionar en un karaoke los temas populares", llegó a afirmar. A su juicio, si algo ha quedado claro tras las negociaciones en Andalucía es que "los demás no son capaces de encontrarse", en referencia a Ciudadanos y a Vox. "Quieren ser grandes pero hacen política pequeña", dijo, y por eso el PP tuvo que capitanear el cambio político, alcanzando acuerdos por separado. "Lo que no unan los electores en las urnas puede quedarse sin unir", alertó, aunque su intención es seguir llegando a pactos con esas formaciones para echar a la izquierda de las instituciones.
Casado aseguró que "no" defraudará a quienes retornen al PP. "Somos el partido de la España de los balcones", se reafirmó, haciendo suyo buena parte del discurso que un día antes pronunció José María Aznar. "Somos la casa común del centroderecha", coincidió con su mentor, sentado de nuevo en primera fila junto a Ana Botella.
El que no acudió este domingo fue Mariano Rajoy, aunque tuvo una ovación mayor a la de Aznar cuando fue mentado por Pío García-Escudero. "Todo el mundo sabe a quién apoyé en las primarias", declaró María Dolores de Cospedal, que reapareció para respaldar a Casado. "Esta es tu casa", le contestó él desde la tribuna. Juan Manuel Moreno, el flamante presidente de Andalucía, fue otro de los grandes protagonistas de la cita.
Bajada de impuestos e independencia judicial
La de Casado fue una intervención ideológica de principio a fin, de un candidato a presidente que también esbozó su plan para que el PP regrese más pronto que tarde regrese a la Moncloa."Habrá menos poder, menos intervención, y habrá más libertad", sentenció , y avanzó que pondrá orden en Cataluña con el 155 y librará a una sociedad "secuestrada por una banda de fanáticos, racistas y supremacistas". También dejó claro su compromiso con la Corona y que no tolerará que se abra en canal la Carta Magna. "La Constitución entera es camino para quien la respeta y muralla para quien la amenaza", fueron sus palabras exactas.
Casado se declaró "siempre a favor de la vida" y se revolvió contra el adoctrinamiento en las aulas. "Saquen las manos de la educación, no adoctrinen a nuestros hijos", exclamó, provocando que el auditorio le volviera a aplaudir. Además, acusó al PSOE y a sus aliados de querer que "asesinos monstruosos salgan a la calle" y, entre otras medidas, reivindicó la prisión permanente revisable ampliada a nuevos supuestos. Se refirió también a la violencia contra las mujeres, y reiteró su "inequívoco compromiso" contra esta lacra. "Nadie nos va a dar lecciones", insistió.
"Más sociedad, más libertad y menos Gobierno. Más Reagan que Trump", resumieron sus asesores sobre su proyecto para España, no sin olvidar su ya conocida "revolución fiscal" y un compromiso inequívoco en defensa de la independencia judicial después del intento fracasado de pactar con el PSOE la renovación del Poder Judicial. Y todo con un discurso claro, sin complejos: "Nunca he creído que el PP gana cuando deja de serlo. Os pido que no lo aceptéis. Si anulamos nuestro perfil, el votante se marcha", en palabras de Casado. Sin "autos de fe" ni "estatutos de limpieza de sangre".
"No quiero un PP pequeño. No quiero un PP que sea uno más. Quiero un PP ambicioso, que convenza. No quiero que salgamos a empatar. Vamos a ganar, para recuperar el futuro de una España en libertad", se despidió, con todos los asistentes puestos en pie, aplaudiéndole. "Ha sido fantástico", resumió Aznar. "El partido se va ilusionado y emocionado, todo el mundo sabe ya qué es el PP", enfatizó Teodoro García Egea, su número dos, cada vez con más influencia.
La Convención concluyó al son del himno nacional, y con la mayoría de barones consultados por este diario trasladando una idea clara: nadie toserá "de verdad" a Casado salvo que las elecciones de mayo sean una catástrofe.