Susana Díaz ha admitido la legitimidad del gobierno de Juanma Moreno, pero lo ha hecho a regañadientes en una primera intervención en la sesión de investidura del popular en la que, por supuesto, le ha reprochado sobre todo su pacto con VOX.
La hasta hoy presidenta de la Junta ha vuelto a insultar a VOX llamándolo un "partido de extrema derecha" y también "abiertamente machista y negacionista de un fenómeno tan grave que está provocando cada año decenas de muertes de mujeres". Díaz ha reprochado a Juanma Moreno que "no tardó ni tres minutos en blanquear a VOX".
La socialista ha querido refugiarse en aquellos temas en los que ya antes de la formación del nuevo gobierno la izquierda va a centrar la oposición, por ejemplo las familias no tradicionales como una pareja de padres homosexuales que, según ha contado Díaz, llevan a su niña al mismo parque al que ella lleva a su hijo, o una amiga que recurrió a una donación de semen para ser madre. "Todas esas familias son familias", ha concluido dando a entender que el nuevo gobierno piensa atacarlas.
Lo más llamativo, no obstante ha llegado en el apartado sobre la inmigración, ha criticado que "se ha llamado a seres humanos ilegales" y, en un momento absolutamente esperpéntico, ha reprochado a los católicos que no estén a favor de la inmigración ilegal con una frase surrealista: "Yo que soy creyente nunca oí a Cristo decir 'deportaos los unos a los otros como yo os he deportado'".
Por supuesto, la socialista también ha acudido a los nombres habituales que la izquierda entiende como patrimonio propio: Blas Infante, Antonio Machado, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez…