Juan Manuel Moreno fue investido presidente de la Junta de Andalucía al obtener el respaldo de la mayoría absoluta del Parlamento, gracias a los votos de PP, Ciudadanos y VOX. El viernes tomará posesión de su cargo y el día 25 celebrará su primer consejo de Gobierno en Antequera. "Me voy a dejar la piel para que los andaluces vivan mejor que ahora", aseguró, consciente de que no será una legislatura fácil. Pero se comprometió a no titubear: "Vamos a abrir puertas y ventanas".
Pese a todo lo sufrido, y todas las dificultades que puedan estar por llegar, Moreno lo acabó consiguiendo. Se convierte en el primer presidente andaluz no socialista en más de 36 años de autonomía. "Por fin ha llegado el cambio", exclamó un destacado dirigente del PP en los pasillos de la Cámara. Los consejeros se conocerán el lunes, con Elías Bendodo como posible hombre fuerte de Moreno. Y se aprobarán medidas "rotundas" en los primeros 100 días de Gobierno, para dar ejemplo dentro y fuera de la comunidad.
"Se abre una etapa ilusionante y apasionante", en palabras de Moreno. Pero no le será fácil. "Suárez enterró el franquismo y usted va a entrar en el gobierno con sus herederos", le espetó Susana Díaz, que aseguró que será la líder de oposición. "Usted va a formar un gobierno de cambio, pero de cambio a peor, que se va a sustentar en un bloque de involución y tienen la sartén por el mango sólo con esos votos de extrema derecha", añadió. El líder del PP andaluz, contundente, puso en duda que vaya a seguir mucho tiempo al frente de la bancada socialista. Al término de la votación, la socialista felicitó a su sucesor.
Teresa Rodríguez compitió en dureza con Díaz, y llegó a llamar a Santiago Abascal el "pistolero de Bilbao". "Entregados como están a la extrema derecha, serán un gobierno de corbatas muy grande para corazones muy pequeños", dijo. Ante su discurso de ricos y pobres, Moreno le contestó provocando la ovación de los suyos: "Qué fácil es hablar de los sin hogares cuando el líder de su formación vive en un casoplón de 600.000 euros".
VOX y Cs siguen con sus discrepancias
El tono fue muy distinto en su debate con Francisco Serrano y Juan Marín, que será su vicepresidente. Con respecto a VOX, siempre conciliador, Moreno defendió su legitimidad, reivindicó el pacto de investidura que han cerrado y pidió a esta formación que "encapsule" las diferencias para centrarse en los puntos de encuentro. "Pido que seamos útiles, que intentemos trabajar para dotar a este Parlamento de una estabilidad", trasladó a Serrano.
Los diputados de VOX aplaudieron en varias ocasiones a Moreno. "Defenderé a todos los grupos que sean atacados" y sus votantes "me merecen todo el respeto", afirmó el popular, que valoró "el diálogo y el esfuerzo" pese a tener visiones "diferentes". "Y con luz y taquígrafos", enfatizó, ante las quejas de los representantes de la izquierda.
Por su parte, Moreno justificó la "decisión valiente" de Ciudadanos y se comprometió a trabajar "con máxima lealtad y consenso". "Nos van a mirar con lupa", avisó a Marín, dejando claro que no habrá margen para el error. "El Gobierno de coalición tendrá firmeza y credibilidad", auguró. Y volvió a felicitarse: "El cambio ya es una realidad porque entre todos hemos dado un paso firme".
Si bien, Ciudadanos volvió a marcar distancias con VOX, que dejó claro que no renuncia a la totalidad de su programa electoral. Y sin los votos de la formación de Abascal, por poner un ejemplo, sería imposible sacar adelante unos presupuestos. "Paso a paso", replicaron en el equipo de Moreno. Teodoro García Egea, clave en las negociaciones con ambas formaciones, se trasladó a Sevilla para vivir en directo la votación. Tuvo la intención de saludar a Abascal, pero cuando llegó al recinto ya se había marchado, según las fuentes consultadas.
"El cambio en Andalucía es también la esperanza para España", afirmó el número dos del PP, que se pronunció sobre las protestas alrededor de la Cámara, que también centraron buena parte del debate de investidura. "La izquierda lo más relevante que ha hecho estos días ha sido llamar a rodear un Parlamento (…) Que no guarden las pancartas porque las van a necesitar en Madrid cuando Sánchez salga de la Moncloa y Casado tome posesión como presidente del Gobierno", dijo con ironía. El PSOE las justificó mientras Carmen Crespo, la portavoz de los populares, exigió una disculpa.