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Torra se niega a rectificar las órdenes para reventar Cataluña el 21-D

Se refugia en Montserrat para no hacer declaraciones mientras los mandos de los Mossos se plantan ante su consejero por la violencia de los CDR.

Se refugia en Montserrat para no hacer declaraciones mientras los mandos de los Mossos se plantan ante su consejero por la violencia de los CDR.
Torra, el pasado sábado en Bruselas | EFE

El presidente de la Generalidad, Quim Torra, ha renunciado de momento a purgar a los Mossos, pero se niega a rectificar sus instrucciones de dejar actuar a los violentos y colapsar Cataluña. El malestar en el seno de la policía autonómica es de tal calibre que el consejero de Interior, Miquel Buch, se ha visto obligado a pedir perdón este lunes a los comisarios e intendentes del cuerpo por las injurias e infundios tras las cargas del pasado jueves, cuando los agentes impidieron que grupos de separatistas lincharan a manifestantes constitucionalistas en Gerona y Tarrasa.

Torra anunció desde la capital de Eslovenia que habría una purga en los Mossos y su consejero Buch se sumó a las descalificaciones contra los policías que intervinieron en los citados municipios. Al día siguiente, los violentos, envalentonados por la bronca de Torra y Buch a los Mossos, cortaron durante más de quince horas la AP-7 en ambos sentidos. Se cumplieron las órdenes estrictas de dejar hacer a los Comités de Defensa de la República (CDR) y 24 horas después de ese corte, grupos de encapuchados asaltaron las cabinas de peaje de varias autopistas.

Los sindicatos de la policía autonómica están a un paso de la sublevación contra la Generalidad. Acusan a los mandos políticos de dejarlos a los pies de los caballos, de utilizarlos a su antojo y de poner en peligro el orden público y la seguridad de miles de personas. En medio de la tensión, Torra se escapó a la abadía de Montserrat, donde ha pernoctado las dos últimas jornadas, sin reserva en el refectorio, para mostrar su solidaridad con los golpistas presos en huelga de hambre, que niegan que se alimenten a base de batidos y complementos proteínicos y convocan caceroladas en sus cuentas de Twitter.

La protesta de los encarcelados se desvanece ante la violencia de los encapuchados, el visto bueno de Torra a los CDR y los vaivenes de un consejero de Interior que se declara "el primer antifascista de Cataluña". Los agentes añoran el breve lapso del 155 mientras grupos violentos separatistas difunden en redes sociales planes para pasar por encima de la policía y ocupar el Parlament y el palacio de la Generalidad.

Descontrol absoluto en la región

Este miércoles está convocada una huelga de funcionarios de la administración autonómica. También está previsto un pleno en la cámara regional, por lo que la consejería de Interior ha prohibido que haya manifestaciones ante el Parlament. La UGT protesta por la medida mientras que la Intersindical-CSC, dirigida por el exterrorista de Terra Lliure Carles Sastre, convoca dos horas de paro en coincidencia con el Consejo de Ministros del 21 de diciembre, día D del independentismo para reactivar la república.

Otro exterrorista, Frederic Bentanach, anima a la movilización ese día, pero insta a que no se usen pasamontañas. Sostiene que "la violencia la marca el pueblo" y que "asaltar el Parlament no sería violencia, sino un hecho revolucionario como la toma de la Bastilla". Alega que por tanto, no hace falta ir encapuchados.

Voto de silencio

Torra calla. Se dice que no ha comido en las últimas horas y tampoco habla, voto de silencio sobre su soflama eslovena. Los CDR ya saben a qué atenerse y los Mossos, también, salvo que el Gobierno, como temen los nacionalistas, aproveche la oportunidad y asuma el control de la policía autonómica. El 21-D, primer aniversario de las pasadas elecciones autonómicas, es el pistoletazo de salida para la vía eslovena.

Simulacros de ayuno

Ningún dirigente separatista ha pedido calma a los CDR. La portavoz de la Generalidad, Elsa Artadi, tan loada por el PP durante el 155 por su eficacia administrativa, participa en los simulacros de ayuno amparados por los obispos y las órdenes religiosas en Cataluña, insta a la unidad separatista y defiende el derecho de manifestación a pesar de las intenciones de los más radicales. ERC está desbordada. Sus dirigentes resisten las presiones para sumarse a los ayunos y se desmarcan tímidamente de la vía eslovena, pero participan en los actos del "consejo de la república" y evitan enemistarse con la CUP, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y los CDR. Exigen además medidas disciplinarias contra los mandos de los antidisturbios.

El otoño caliente catalán ha llegado y las consignas separatistas animan a celebrar unas fiestas navideñas distintas, una Navidad tórrida con ocupaciones de edificios oficiales, algaradas en los centros de las ciudades, asaltos a infraestructuras críticas y muros humanos para impedir que los golpistas sean trasladados al Tribunal Supremo para ser juzgados.

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