Apenas una semana después de haber sido apartado por sus propios socios de gobierno de un posible trío electoral para las elecciones europeas –junto al BNG y Bildu– el fugado Carles Puigdemont da un golpe sobre la mesa e impone a los suyos que pongan en marcha la maquinaria paralizada desde hace meses para facilitar una investidura a distancia y dejar claro su liderazgo frente a quienes lo excluyen.
Para eso, este mismo lunes se ha constituido en el Parlamento autonómico la comisión del reglamento con la misión de nombrar a la ponencia redactora que será la que analice cómo incluir un nuevo apartado en el texto normativo que permita que un candidato a presidente de la Generalidad pueda serlo sin necesidad de defender de manera presencial su programa de Gobierno durante el debate de investidura.
Esa es la propuesta que ha llevado a la primera sesión de esta comisión el grupo de Puigdemont, JxCat y que no cuenta con el beneplácito del núcleo duro de ERC que ve al expresidente catalán como una figura más que amortizada y que ya ha evitado en hasta dos ocasiones su investidura por esta vía. La primera vez fue el pasado 30 de enero, cuando el presidente de la cámara, Roger Torrent, aplazó el pleno de investidura respetando la advertencia del Tribunal Constitucional y el segundo intento fue en mayo cuando se aprobó la llamada ley de presidencia que 5 días más tarde también tumbó el TC. Dos intentos frustrados que los de Puigdemont no han perdonado a Torrent.
Torrent y su partido, ERC, no se la quieren jugar, en privado admiten su rechazo a un nuevo intento y en rueda de prensa este lunes, la portavoz, Marta Vilalta aseguraba que esta comisión del reglamento debe ir más allá de estudiar cómo dejar atado en el reglamento una investidura a distancia. Para ella, lo prioritario es "modernizar y feminizar las normas de la cámara" para adaptar el reglamento "a las nuevas demandas de la sociedad". Después, durante la ponencia, el diputado Gerard Gómez del Moral exigía "tomarse en serio esta reforma", evitando también avalar las intenciones de los de Puigdemont.
Pero reformar el texto que rige el Parlamento no es sencillo, necesitan un amplio consenso de la cámara y los grupos constitucionalistas tratarán de impedirlo. Tanto Ciudadanos como el PPC ya han advertido de que estarán vigilantes pese a que han asistido a la comisión. También el PSC y los comunes han mostrado su rechazo. "Es una temeridad", ha dicho el diputado socialista Ferrán Pedret; "ni telemática, ni telepática", ha dicho también la de los comunes, Marta Rivas.