Pablo Casado no quiere forzar la dimisión de María Dolores de Cospedal. Entiende que debe ser ella la que, llegado el caso, dé un paso atrás por el bien del partido, según fuentes de la dirección nacional. Pero la hoy diputada se resiste a dejar la política por la puerta de atrás. "Yo estaba cumpliendo con mi obligación", aseguró este viernes en Cope, después de conocerse que encargó a José Manuel Villarejo un dossier sobre Javier Arenas, uno de sus principales enemigos internos junto a Soraya Sáenz de Santamaría. "El lunes habrá más grabaciones", auguraron en Génova.
Un día más, la dirección nacional no dio su apoyo explícito a Cospedal, pero tampoco forzó su caída. Con Casado otra vez guardando silencio, fue Teodoro García Egea el encargado de dar la cara ante los medios de comunicación. "El PP tiene una deuda con sus afiliados", aseguró, haciendo suyo el aviso a navegantes de su líder el día anterior. A partir de ahí, se limitó a señalar que la exministra ha dado nuevas "explicaciones", sin dejar claro si le convencen o no.
"No voy a consentir ahora que por cumplir con mi obligación como secretaria general de mi partido y también trabajando por mi país en otras ocasiones, ahora se ponga en tela de juicio que yo hablara con una persona que nueve años después está en prisión; me parece impresentable", se revolvió Cospedal. Le preguntaron si se siente respaldada por Casado. "Yo considero que sí", contestó, dando a entender que no piensa dimitir. "No se le llegó a pagar ningún dinero" a Villarejo "ni tampoco hubo ninguna aportación posterior, ni hubo nada", añadió.
En Génova defendieron que "es ella la que debe darse cuenta de la situación", y actuar en consecuencia. "No podemos cometer los errores del pasado y revivir otro caso Barberá", enfatizaron las fuentes consultadas, rechazando que Casado la obligue a irse. Pero la impaciencia empezó a cundir en distintas estructuras de la formación. "Es vergonzoso. Si quieres saber algo de un compañero porque crees que lo está haciendo mal, abres un expediente interno reservado pero no contratas una investigación fuera. Da igual que la pagues o no", exclamó un destacado diputado del PP. "Habría que aplicarle el código ético y abrirle expediente", añadió otro dirigente, en conversación informal con este diario.
La indignación cundió incluso entre miembros de la dirección. También por el papel tan relevante de Ignacio López del Hierro, el cónyuge de Cospedal. "¿No te parece raro que el marido despache en Génova temas del partido? Es tremendo, y todo el mundo pensando que la de los dossieres era Soraya (…) si sabía que iba a salir, ¿por qué se ha quedado?", planteó un alto cargo de Génova. "Desde luego es feo, y lo del marido incomprensible", deslizó un vicesecretario general.
Así las cosas, el caso Cospedal volvió a marcar la vida interna de la formación. Arenas, protagonista de las grabaciones, no apareció por la Intermunicipal que se está celebrando en Málaga, y transmitió que no piensa hacer declaraciones. Mientras, en Génova no descartaron en absoluto nuevas filtraciones a partir del lunes. "Hay más cosas", admitieron las fuentes consultadas. "Por eso Casado no se puede pillar los dedos y tenemos que mantener la cautela. La decisión es de ella", se reafirmaron.