Cuando está a punto de cumplirse un año de la fuga del expresidente catalán Carles Puigdemont con peluca, según algunas fuentes, a modo de bulto agachado en el asiento trasero de un vehículo para burlar la seguridad en la frontera y llegar finalmente a Bruselas, los suyos se empiezan a movilizar para poner en marcha la estrategia que hasta ahora han estado diseñando de manera minuciosa: acabar con Oriol Junqueras relegándole a un segundo plano.
Su nueva criatura, la Crida Nacional per la República, nace con ese objetivo, pero por ahora está coja de consenso, con falta de dinero y con necesidad de más militantes. Puigdemont se ha visto obligado a retrasar hasta enero la constitución de su ejecutiva, que organizan los presos en sus celdas en Lledoners y que por ahora solo tiene una cabeza visible: la del propio expresidente catalán. Ni siquiera un número dos. Puigdemont sabe que la primera prueba de fuego para su marca serán las municipales de mayo y que el éxito o fracaso de la Crida se decidirá en Barcelona.
Ahí es donde ERC ha apostado fuerte, con el todavía consejero Ernest Maragall como candidato en Barcelona, quien acapararía todo el voto independentista, según sus encuestas internas dejando a los del PDeCAT completamente fuera de juego. La jugada en este caso sería doble para el expresidente fugado: por un lado convencer a los suyos –los de David Bonvehí– para que cedan sus derechos electorales y por otro, convencer a ERC de que lo mejor es integrarse en una lista unitaria y tumbar así "la estrategia Maragall".
Con los suyos del PDeCAT lo tiene complicado: su presidente Bonvehí prefiere esperar "a que se concrete la estructura", pero con ERC es casi imposible. Por eso en un intento desesperado, Puigdemont ha decidido poner este mismo lunes al propio Junqueras una oferta sobre la mesa: ser el candidato de todo el independentismo a las elecciones europeas –de ERC ya lo es desde este lunes de manera oficial– a cambio de concurrir de manera conjunta en mayo, dentro de la Crida.
Para ir preparando el terreno, esta mañana, la portavoz de la Generalidad, Elsa Artadi, se deshacía en halagos hacia el olvidado Junqueras en una entrevista en Rac1: "Podría ser un buen candidato por todo lo que representa, porque es el vicepresidente del gobierno legítimo y por su proyección internacional", pero a los de ERC no les ha convencido.
"Es mejor que cada uno trabaje en su propio espacio", ha dicho en rueda de prensa el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, cerrando así cualquier posibilidad de acuerdo. Con la CUP – también en contra– y los comunes como único salvavidas, éstos últimos en proceso de descomposición, los propios separatistas temen un adelanto electoral en Cataluña que podría coincidir en el tiempo con la celebración del juicio contra la cúpula independentista.