Catástrofe separatista en el parlamento catalán. Por primera vez desde que comenzara el proceso, en 2012, la cámara regional ha rechazado el derecho de autodeterminación de Cataluña y reprobar al Rey. Contra la costumbre, los grupos separatistas no han encontrado aliados para enmendar sus carencias y las dos propuestas de resolución más importantes tras el debate de política general han sido tumbadas por los votos de Ciudadanos, PSC, Catalunya en Comú-Podem, la marca catalana de Podemos.
Los grupos separatistas han perdido la mayoría parlamentaria por el empecinamiento del prófugo Carles Puigdemont, que se niega a admitir que dada su condición de procesado debe delegar su voto, aunque sin perder el acta, por la suspensión dictada por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. El líder de ERC, Oriol Junqueras, no ha tenido inconveniente en delegar su voto, pero Puigdemont insiste en que a él no le suspende ni le sustituye ningún auto del Supremo.
La alianza parlamentaria entre ERC y Junts per Catalunya (JxCat) es historia. ERC aprovechó el apoyo del PSC en la Mesa del Parlament para impedir el voto de Puigdemont y sus tres diputados encarcelados (Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull). No sirvió para el prófugo diera su brazo a torcer. El presidente del parlamento regional, el republicano Roger Torrent, decidió reanudar el pleno a pesar del riesgo de descarrilamiento separatista en las votaciones.
A instancias de la CUP y con el entusiasta concurso del grupo de Puigdemont y el voto a favor de ERC, los separatistas pretendían reprobar al Rey e instar a la abolición de la monarquía. Debía ser otro de esos grandes pronunciamientos del Parlament pero los cuatro votos de menos de JxCat y la sorprendente negativa de los podemitas a atacar a Felipe VI frustró la simbólica propuesta. Lo mismo ocurrió con el derecho de autodeterminación de Cataluña. Lo que sí salió adelante con el apoyo de En Comú-Podem fue una petición para negociar con el Gobierno un referéndum pactado. La propuesta no fija plazos.
Parlament bajo mínimos
Los grupos de ERC y el PSC han salvado la cabeza de Torrent al negar el voto a los cuatro "disidentes" de JxCat. La unidad de acción separatista está rota, pero no van a renunciar al Govern de la Generalidad. La actividad parlamentaria seguirá bajo mínimos para evitar más derrotas en la cámara, pero el ejecutivo separatista tiene cuerda para resistir hasta que trasciendan los fallos del Supremo por el golpe de Estado.
El papel del Parlament es residual y el Govern no se caracteriza por sus iniciativas. Los partidos separatistas tienen la mirada fija en el horizonte judicial de sus líderes presos y fugados. Todo lo que tenían que hacer en la cámara, que es proclamar una república, ya lo hicieron la pasada legislatura, justo hace un año. Tanto JxCat como ERC alegan que pueden prescindir de la mayoría en la cámara.
En cuanto al Govern, las consejerías de JxCat y las de ERC son compartimentos estancos. El president Torra carece del más mínimo predicamento y de ninguna autoridad. En el área de JxCat manda Elsa Artadi mientras que los consejeros de ERC sólo aceptan la autoridad del vicepresidente Pere Aragonès, siempre que esté validada por Oriol Junqueras, que ha retomado el control del partido tras su traslado a Lledoners, una prisión de la Generalidad.
A pesar de los navajazos, la previsión de JxCat y ERC es taponar el Parlament y hacerse fuertes por separado en el Govern hasta las sentencias, momento para el que unos y otros movilizan a sus bases.