El órgano rector de la cámara regional catalana, el Parlament, ha decidido admitir la delegación de voto perpetrada por los diputados procesados de Junts per Catalunya (JxCat), los del prófugo Carles Puigdemont, para desacatar al auto del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. Los tres presos y el fugado de grupo de JxCat no son suspendidos ni sustituidos. Mantienen su delegación de voto en un diputado del grupo, igual que antes de que Llarena cerrara la instrucción del golpe de Estado. Puigdemont y su entorno se han impuesto a Junqueras y ERC.
En teoría este martes se reanuda el pleno. Se tendrían que votar las propuestas de resolución del debate de política general en el que el presidente de la Generalidad, Quim Torra, lanzó un ultimátum al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: o referéndum de autodeterminación o retirada del apoyo parlamentario.
Los afines a Puigdemont parecen haber impuesto sus tesis tras varios días de discusiones y el parón del parlamento de Cataluña. El Parlament es soberano y desacata al Supremo. El presidente de la cámara, el republicano Roger Torrent, se enfrenta al mismo panorama que su antecesora, Carme Forcadell, la pura desobediencia. Si admite la fórmula de Puigdemont y sus presos, queda fuera de la ley.
ERC en pleno presiona a la partida de Puigdemont para que facilite las negociaciones. Lo que queda de Convergencia, también. El prófugo y su representante en Barcelona, Quim Torra, insisten en hacer frente al Estado otra vez. No está claro que este martes se vaya a reanudar y acabar el pleno.
Torra, vetado por Borrell
En paralelo, las relaciones entre socialistas y golpistas han estrenado escenario: el tanatorio de Les Corts. Funeral de Montserrat Caballé. El president Torra esquiva a la Reina emérita doña Sofía, Sánchez confraterniza con el molt honorable a pesar del ultimátum.
El presidente de la Generalidad está incendiado porque el ministro de Exteriores, Josep Borrell, ha vetado su presencia en la reunión de los ministros de Exteriores de los países miembros de la Unión del Mediterráneo, con sede en Barcelona.
La Generalidad emite una nota de protesta y Borrell da una rueda de prensa para advertir de que no estaba dispuesto a permitir que Torra aprovechará el cónclave para despotricar contra España. El Gobierno se deshace en gestos y parabienes con los golpistas, pero mantiene unas tenues líneas rojas, Las relaciones entre Gobierno y Govern son fluidas a pesar de los chispazos. Ambos ejecutivos trabajan por dilatar lo máximo posible las elecciones generales y catalanas. Borrell sólo es el poli malo. Sánchez continúa emitiendo mensajes gestuales de confraternización con los golpistas, que continúan inmersos en una guerra civil.