La periodista estrella de La Sexta no tuvo este domingo su mejor noche. Ana Pastor había empezado flojita esta nueva temporada, como demostró con sus entrevistas al locuelo de Quim Torra y al doctor Sánchez. Pero lo de anoche a Pablenin fue la prueba de que el declive es permanente y, tal vez, sin vuelta atrás.
Una entrevista de Ana Pastor a Pablo Iglesias reúne los ingredientes necesarios para que muchos resintonicen la cadena de Roures en su televisor, al menos por una noche. El combate dialéctico, las repreguntas insistentes y el habitual tono incisivo de la periodista nos brindaron en el pasado noches espléndidas como aquella primera entrevista al líder de Podemos, mítica, que puso a sus votantes al borde del colapso nervioso. Lo de anoche, sin embargo, fue el encuentro de una funcionaria respetuosa con un político que puede acabar siendo presidente del Gobierno. Porque en La Sexta, sépanlo ustedes, creen que a España le iría muy bien con un Gobierno de izquierdas que incluyera a Pablo Iglesias, al menos, como vicepresidente.
Las visitas de Iglesias al plató de El Objetivo siempre fueron complicadas, pero anoche estuvo a sus anchas, como si estuviera en el programa de Ferreras o, directamente, en La Tuerka. Por eso pudo soltar sus barbaridades de siempre y sus mentiras de ahora con total tranquilidad. Tan es así que el ayatolá de los podemitas se vino arriba y acusó al PP y a Ciudadanos de ser dos formaciones eminentemente fascistas, dirigidas por dos jóvenes herederos de Francisco Franco y, en fin, por eso aseguró impunemente que lo que quiere, con su socio Sánchez, es subir un poco el IRPF a las rentas más altas "porque los ricos, Ana, no pagan impuestos". La Ana Pastor de antes le hubiera sacado a Iglesias su declaración de ingresos y le habría recordado la compra del palacete de Villa Tinaja, para espetarle a continuación "¿así que quiere freír a impuestos a los ricos como usted?". La de ahora aceptó esas palabras de odio hipócrita con cara de mucha seriedad, como si estuviera hablando con un presidente del Gobierno sobre los matices concretos una razonable política fiscal.
El programa semanal de Ana Pastor solía brindarnos grandes satisfacciones, porque nada hay más divertido que ver a un progre a la violeta siendo azotado verbalmente por una periodista más progre aún. Pero todo ha cambiado y la noche del domingo en la cadena de Ferreras es ya un NO-DO, otro más, para consumo exclusivo de la izquierda naíf que solo se informa con La Sexta. Los demás, ya podemos desintonizarla con toda tranquilidad.