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Casado quiere un 155 más largo que incluya la intervención de TV3 y tocar Educación

Defiende al Rey y alerta sobre el "proceso de disolución de España" que ya está en marcha, con el PSOE como protagonista. 

Primera reunión de la Junta Directiva de Casado en Barcelona. | David Mudarra.

Pablo Casado ve ya razones para aplicar de nuevo el artículo 155 de la Constitución en Cataluña. "Comienzan a darse objetivamente las circunstancias" para actuar, destacó sin dar más detalles en su regreso a Barcelona, donde celebró la primera Junta Directiva Nacional de su era como líder del PP. En este sentido, su entorno avisó de que, llegado el momento, exigirá al Ejecutivo una intervención más larga y contundente que incluya el control de la radio-televisión pública catalana y cambios en Educación para evitar el adoctrinamiento.

El nuevo presidente del PP quiso dejar claro que su gran prioridad en lo que resta de legislatura es salvaguardar la unidad nacional, e hizo una encendida defensa de la Monarquía. En su reunión con Sánchez en la Moncloa a primeros de agosto, le transmitió que él asumirá el peso de un 155 más duro y prolongado si es necesario, según desvelaron las fuentes consultadas. Y, en su primer gran encuentro con los cuadros de su formación, advirtió de que "el proyecto de disolución" está en marcha, con el PSOE en el epicentro, y que sólo ellos pueden impedirlo aunque sea potestad del Gobierno aplicar otra vez el 155.

Era la primera vez que Casado convocaba el máximo órgano entre congresos del PP, y hubo ausencias destacadas. Dejaron su silla vacía la mayoría de barones regionales, los más influyentes. Muchos pusieron como excusa que era un sábado de fiestas en su región. Además, por segunda vez esta semana, Soraya Sáenz de Santamaría le dio plantón, aunque se excusó "en tiempo y forma". Juan Manuel Moreno, que apostó por ella en las primarias y que fue uno de los pocos líderes autonómicos que sí asistió a la Junta, llamó a "no dramatizar". Tampoco se dejaron ver en Barcelona Alfonso Alonso, Javier Arenas, José Luis Ayllón o Fátima Báñez.

"No nos vamos a quedar mirando cómo el PSOE complica más el problema recuperando un estatuto inconstitucional", proclamó Casado, que rechazó también la posibilidad de una Cataluña "confederal". "El proyecto de disolución de España lo patrocina primero el nacionalismo y después la izquierda radical con el socialismo liderando", insistió ante los suyos, en una intervención de media hora que llevaba por escrito.

El presidente del PP también marcó distancias con Ciudadanos, asegurando que los constitucionalistas no pueden caer "en las trampas" de los separatistas. Rechazó "bandos" y aseguró que a los radicales se les combate "no en la calle sino en las instituciones". "No habríamos ganado nada irrumpiendo en una herriko taberna para enfrentarnos a quienes aplaudían a los asesinos", razonó, en relación a la retirada de lazos amarillos.

Casado irá a Lisboa, Bruselas y Berlín

Así las cosas, Casado señaló al Senado y volvió a mentar el artículo 155 de la Constitución. "Los independentistas tratan de imponer su ideología represiva y totalitaria", alertó, para a renglón seguida subrayar que no puede haber "negociación ni cesión alguna". "No hay que hacerse perdonar por quienes intentan destruir el país (...)España no es el problema, la Constitución y el Estado de derecho no son un problema, el verdadero problema son ellos y lo tienen ellos, son ellos los que tienen que cambiar porque no vamos a cambiar los demás, no tenemos por qué", destacó.

Un discurso que, según su equipo, Casado pretende que se escuche dentro de España, pero también fuera, como ya hizo en la cumbre del PP europeo que se celebró en Viena. Ante líderes de su familia europea, hizo una cruda radiografía de la situación que en las próximas semanas espera realizar también en Lisboa, Bruselas o Berlín, según las citadas fuentes. "Hay que recuperar la convivencia alrededor de las leyes y la Constitución" y "no cometer errores ni subestimar el fanatismo de los adversarios", recetó en la ciudad condal.

Tras la Junta Directiva, el nuevo líder de la oposición se trasladó a Blanes, donde se reunió con el empresario al que acosaron los independentistas. Cuando llegó a su restaurante, recibió una ovación de quienes estaban allí comiendo, según fuentes del PP.

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