Tras el largo silencio que se inició con el parto prematuro de sus dos hijos el pasado tres de julio, Pablo Iglesias e Irene Montero han publicado una carta en Facebook este lunes con la que la pareja parece querer iniciar el curso político y, sobre todo, zanjar la seria cuestión personal que los ha mantenido retirados de los focos los últimos meses.
La larga misiva está firmada por ambos, "Irene y Pablo" y también la ha publicado Montero en su Facebook, y habla sobre todo de su tan breve como intensa experiencia como padres, después de que sus dos hijos, Leo y Manuel, hayan pasado este tiempo hospitalizados tras nacer meses antes de completar la gestación.
Montero e Iglesias dedican varios párrafos a agradecimientos, al personal médico del Hospital Gregorio Marañón, a las enfermeras e, incluso, a los demás padres cuyos hijos han estado también ingresados.
Además, como no podía ser de otra forma, la carta tiene mucha carga política. Por ejemplo explican que sus hijos están vivos "porque nacieron en un país que cuenta con algo mucho más importante que cualquier himno o bandera: un sistema sanitario universal. (...) Su vida y su salud no sólo son el resultado de los avances médicos y científicos, sino también de una sociedad que todavía asegura los mejores cuidados para cualquier persona independientemente de su posición social".
Lo cierto es que, dado el elevado nivel de ingresos de la pareja, los hijos de Iglesias y Montero habrían recibido los cuidados médicos necesarios en cualquier país, fuese el que fuese su sistema sanitario, pero lo más llamativo es cómo los felices padres elogian ahora una Sanidad que su partido y ellos mismos han despreciado en multitud de ocasiones y han dado por desmantelada tras los supuestos recortes del PP. Además, hay que recordar que el Hospital Gregorio Marañón es parte de la Sanidad gestionada por la Comunidad de Madrid, la más atacada por el podemismo sin ninguna duda.
Agradecimiento a sus adversarios y a los reyes
Una de las partes más llamativas de la carta es que, por primera vez, Iglesias y Montero muestran una cara más humana e incluso amable con sus adversarios políticos e ideológicos, y de hecho hasta tienen un recuerdo agradecido para los reyes o para los creyentes católicos que intercedieron por ellos:
"Tampoco olvidaremos que algunas de las palabras más hermosas, algunos de los abrazos más sinceros, algunos de los consejos más provechosos, vinieron de nuestros adversarios políticos. Somos republicanos pero recordaremos que un rey y una reina llamaron para preguntar por nuestros hijos y que todos nuestros rivales políticos preguntaron con frecuencia cómo estaban. Somos ateos pero explicaremos a nuestros hijos que nuestros amigos creyentes rezaron por ellos. Nos consta que la Virgen del Tránsito, Santa Rosa de Viterbo y Santa Maria Liberatrice fueron interpeladas (y nunca se sabe…) Hay pocos gestos de amor y amistad más hermosos. Enseñaremos a nuestros hijos que sean siempre respetuosos con el que piensa distinto porque la humanidad, la decencia y la amistad no son el patrimonio exclusivo de ninguna causa.".
La carta es, según sus autores, "una forma de cerrar una etapa cuidando la cicatriz que deja para no olvidarla nunca, porque esa cicatriz está llena de amor por nuestros hijos".