Los principales candidatos a presidir el PP contienen la respiración. María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría tienen más controlado el aparato mientras que Pablo Casado espera pasar a la segunda vuelta gracias a la fuerza del afiliado de base. Los tres apelaron al voto útil entre nuevas acusaciones de presiones. Si bien, nadie en el partido sabe a ciencia cierta qué ocurrirá una vez se cierren las urnas el jueves. Muchos nervios y cansancio en la recta final.
Casado llamó a perder el miedo al poder local y regional, al denominado aparato, que estaría funcionando a pleno rendimiento. En esRadio, su portavoz Isabel Díaz Ayuso confirmó que "ha habido gente que ha sufrido presiones". Según fuentes de su candidatura, tienen constancia de problemas en Andalucía, Castilla-La Mancha o Madrid. En la Comunidad Valenciana, fuentes de la dirección regional deslizaron que "todos se están moviendo". "Es público y notorio", llegó a afirmar el propio Casado en La Sexta. "El militante tiene que votar en libertad, que les dejen votar en libertad", exclamó el candidato.
"No podemos hacer lo mismo con los mismos", afirmó en Gijón a pocas horas del cierre de la campaña, distanciándose de Santamaría y Cospedal. Un nuevo proyecto "sin renegar" de su pasado, en el que incluyó a José María Aznar. El expresidente no le dio públicamente su apoyo, aunque fue para no restarle posibilidades en la recta final, según las fuentes consultadas. "Si el PP no es refundado, dejará de ser una opción de Gobierno", avisó el responsable de FAES.
Casado –que tendrá este miércoles siete actos con afiliados y varios encuentros con los medios– y Santamaría coincidieron en un avión rumbo a Asturias pero no se saludaron, aunque los equipos de ambos le restaron importancia. "Pablo ha llegado hasta el final del embarque y tenía asiento en las primeras filas" mientras que "Soraya ya estaba sentada al final", según las fuentes consultadas. Después despacharon por teléfono y "se desearon suerte".
La exvicepresidenta también afirmó que su candidatura es el "voto útil" para ampliar el espacio del PP e ir "con un mayor colchón" a las municipales y autonómicas. Ha repetido el mismo mensaje durante toda la campaña: con ella al frente del partido, Pedro Sánchez tiene las horas contadas en Moncloa. En León, por ejemplo, sacó pecho de las encuestas para reivindicar que los votantes populares muestran "una preferencia clara" por su opción, informaEFE.
"Os vengo a pedir el apoyo porque creo humildemente, después de recorrer toda España, que para esta candidatura que represento el partido es lo primero", defendió Cospedal en Santa Cruz de Tenerife. Volvió a congregar a cientos de simpatizantes, y ha sido la tónica durante los últimos días. Prometió firmeza, también en la lucha contra la corrupción, y derrotar "al socialismo, el independentismo y la izquierda radical" en las elecciones. "El adversario está fuera y no dentro del partido", sentenció. El presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, le dio públicamente su apoyo.
El jueves, se abrirán más de 1.000 sedes electorales y los afiliados se encontrarán con dos urnas, para elegir al presidente del PP y a los compromisarios. Habrá incluso una tercera urna para los compromisarios de Nuevas Generaciones. La comisión organizadora del congreso permitirá a los candidatos seguir la noche electoral en Génova13, en despachos para 6 personas repartidos por la sede. "Esperamos que el recuento sea rápido", aseguraron desde diversas estructuras regionales.
Y, una vez cerradas las urnas y declarado el vencedor de los militantes, una importante corriente en el PP presionará para que al congreso sólo llegue una única candidatura de consenso, tal y como ya avanzó este diario. "Si un candidato gana y lo hace con cierta distancia, el segundo debería dar un paso atrás, aceptar el resultado", en palabras de un líder territorial. Añadió: "El ambiente ya está muy enrarecido. Todo el mundo llama, presiona, también el entorno de Casado. Si hay segunda vuelta, la cosa irá a peor. Hay que evitar la ruptura del partido".