No habrá tiempo para muchas más lágrimas. Tras el "punto y final" de Mariano Rajoy, empieza la batalla por la sucesión. En el partido dieron por descontado que Alberto Núñez Feijóo dará el paso. Varios barones consultados por este diario aseguraron que sería un "gran candidato". María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría también sopesan postularse, pero su enemistad podría ser letal para sus intereses sucesorios. La irrupción de José María Aznar indignó a Génova en una jornada histórica para el PP.
"Ha llegado el momento de poner el punto y final a esta historia. El PP debe seguir avanzando bajo el liderazgo de otra persona", anunció Rajoy ante los miembros del Comité Ejecutivo Nacional mientras los periodistas seguían su intervención por plasma. "Es lo mejor para el partido, para mí y para España. Lo demás no importa nada", subrayó. Fin de ciclo, esta vez sí. Cuatro días después de perder el poder, y tras constatar que una parte importante de la formación exigía cambios y renovación, decidió dar un paso atrás definitivo. Hace menos de dos semanas creía tener la legislatura atada tras aprobar los Presupuestos.
En el PP se quedaron helados. Solo unos pocos sabían de la decisión de Rajoy -se la comunicó a Cospedal, Santamaría y Fernando Martínez-Maillo el lunes por la noche-. Y empezaron las lágrimas, y también los nervios ante el escenario que ahora se abre. Génova quiere que la transición sea lo más rápida posible para evitar luchas intestinas en clave interna. En la terna, además de los ya citados, Ana Pastor, Pablo Casado o Alfonso Alonso. El próximo lunes se celebrará la Junta Directiva Nacional, en la que se elegirá la fecha del congreso extraordinario, que podría llegar en julio.
Al hombre con piel de rinoceronte se le quebró la voz cuando hizo el anuncio, no pudo contener las lágrimas. A partir de ahora, estará "a la orden de quien decidáis, con la lealtad que mis 40 años y mi conciencia exige". Un último dardo a Aznar, "desleal" como pocos a ojos de su equipo más próximo de colaboradores. No habrá dedazo en esta ocasión, Rajoy se mostrará neutral y los cambios en la dirección del partido y los grupos en el Congreso y el Senado llegarán tras el congreso. Según estatutos, el nuevo líder del PP saldrá de un sistema de doble vuelta. Primero votarán los afiliados y después los compromisarios. Y de ahí la importancia de que los posibles candidatos tengan poder territorial.
"Te vas por la puerta grande"
El adiós de Rajoy provocó lágrimas y lamentos entre los suyos. El presidente llegó a sentirse incómodo ante tanto aplauso y tanto elogio. Tras su discurso de despedida, ya con las cámaras apagadas, prácticamente todos los integrantes del Comité Ejecutivo quisieron tomar la palabra para ensalzarle. Feijóo fue el que más se emocionó, prácticamente no pudo hablar. "Gracias", le dijo. "Me quedo con el político que se va invicto sin perder elecciones", afirmó más repuesto a su salida de Génova13, sin aclarar nada sobre su futuro político. Cospedal se comprometió a mantener la "unidad" mientras sea secretaria general y Santamaría defendió "la honestidad" de quien le dio un poder inmenso en Moncloa.
Literalmente, la emoción se desató a puerta cerrada. Ni rastro de autocrítica. Juan Vicente Herrera, muy rebelde en otras ocasiones, le pidió perdón por no haber sido capaz de ayudarle más. Juan Manuel Moreno no pudo contener el llanto. "Nos duele en el alma que hoy nos digas adiós", le dijo la histórica Celia Villalobos. "Te vas por la puerta grande. Has antepuesto España a tu familia. Eres el mejor presidente de este partido", añadió Alicia Sánchez-Camacho. Algunos de los integrantes del Comité Ejecutivo reconocieron que, con el adiós de Rajoy, también están de salida. "Se cierra una etapa, hay que asumirlo".
La única incógnita que no resolvió Rajoy es si dejará también el escaño. En caso de irse al Consejo de Estado, seguiría siendo aforado. "No enredará, no amagará con volver, Mariano no es Aznar", apuntaron sus fieles, consternados. En su último gran discurso, todavía aturdido por lo ocurrido, se reivindicó. "No son los españoles los que han censurado al PP, sino nuestros adversarios, jaleados por el populismo", proclamó.
El todavía líder del PP defendió su papel en la defensa de la unidad de España, el relevo en la jefatura del Estado, la lucha contra ETA y en página económica. Pidió cabeza alta a los suyos. "Tenemos que defender nuestra verdad, nuestra idea de país y nuestro proyecto", subrayó. También se refirió a la corrupción. Denunció "manipulaciones y mentiras" sobre la sentencia del caso Gürtel. "He intentado ser justo, proteger el buen nombre del partido y su trayectoria; he asumido mis errores y los que no eran míos", se defendió.
Aznar no le compró su balance y enmendó su gestión al frente del Gobierno y del partido. "El centro-derecha español ha sido desarticulado. Lo que estaba unido ahora está separado y me parece que desgraciadamente enfrentado", censuró, y se ofreció a "contribuir" en la "reconstrucción". Rajoy estaba de larga sobremesa con los miembros de su dirección cuando supo de la intervención de su antecesor. "Otra más", trasladó uno de los comensales. El enfado fue a más con quien, en teoría, sigue siendo militante de la formación. "Que se vaya a Ciudadanos", se revolvió un miembro de la Ejecutiva. "Indigno", añadió otro.
Ahora, Rajoy "recuperará su vida", según sus afines. "Se va para siempre" tras serlo todo en el PP. El jueves y el viernes pasado decidió no dimitir como presidente del Gobierno, pese a que habría permitido a su partido seguir en Moncloa y negociar en un nuevo escenario político. Muchos no lo entendieron, y siguen sin hacerlo. Este martes, entre el sollozo de los suyos, se despidió dando las "gracias". Dirigentes populares reconocieron que todo ha pasado tan rápido que aún no han asimilado nada, que les parece "una pesadilla".