Hasta la fecha era un auténtico tema tabú. El PP abrió por primera vez el debate sobre el futuro político de Mariano Rajoy. "Ahora estamos en la moción de censura. Cada día tiene su afán", replicaron desde Génova. Varios cargos consultados por este diario defendieron que el presidente debería hacerse a un lado y no repetir como candidato. Tras dejar claro que no piensa dimitir, Rajoy afirmó que su deseo es agotar la legislatura, pero no aclaró qué hará en caso de elecciones.
Tras su comparecencia, Génova dio orden de arroparle. Pero antes se escucharon las primeras voces críticas a micrófono encendido. Andrea Levy, vicesecretaria general, se desmarcó de la estrategia oficial tras la sentencia del caso Gürtel y pidió perdón a los ciudadanos. "Con la humildad y la honestidad que conlleva el servicio público, creo que toca pedir disculpas", escribió en su cuenta personal de Facebook.
El veterano Juan Vicente Herrera, que ya ha protestado ante el presidente en más de una ocasión, tampoco asumió el discurso dictado por la superioridad. "La sentencia ahonda en el vertido de descrédito de la política y los políticos" y afecta "profundamente al PP", declaró. "Hay que acatar, cumplir y garantizar que no vuelva a suceder", dijo Alberto Núñez Feijóo el mismo jueves negro. Entonces, José Manuel García Margallo, muy distanciado de Rajoy, pidió hacer "un alto en el camino y reflexionar".
Ya en privado, se avivó la discusión sobre si Rajoy debe o no continuar al frente del PP. "Se hará lo que él quiera", auguraron fuentes de la dirección. Hasta antes del revés judicial, el jefe del Ejecutivo siempre se declaró "con fuerzas" y no descartó en absoluto volver a presentarse. Sin congreso de por medio, Rajoy es "automáticamente candidato" a los comicios, según los estatutos del PP.