El nuevo presidente de la Generalidad, Quim Torra, no formará gobierno hasta evacuar consultas presenciales con los exconsejeros presos. Se trata de una formalidad en la línea del "simbolismo", como la toma de posesión sin representantes del Gobierno del Estado o el efusivo saludo a Carles Sastre, condenado por el asesinato de José María Bultó en 1977, en una concentración de protesta por los presos.
Torra pretendía visitar a todos los presos de una tacada este viernes, pero el Ministerio de Interior adujo razones logísticas para solicitar al presidente de la Generalidad que tuviera a bien aplazar su gira penitenciaria hasta el lunes. La aceptación por parte de Torra de la sugerencia gubernativa se interpreta en Moncloa como un signo muy positivo. El separatismo, por su parte, entiende que Torra retiene la pelota en el banderín del córner para perder tiempo y ganar tiempo a la vez.
Sea como fuere, el presidente Torra prepara un "show" por las cárceles de Madrid producido por los medios públicos y subvencionados del nacionalismo, seguimiento "non stop", cámaras subjetivas y profusión de conexiones en directo para dar cuenta del "histórico acontecimiento", un presidente de la Generalidad visitando a sus compañeros golpistas presos.
La "restitución"
Torra se ha comprometido por activa y por pasiva a reponer en sus puestos a los 250 cesados por el 155, de Puigdemont a Trapero pasando por todos los "embajadores" y los exconsejeros que así lo soliciten. "Restitución" es uno de los términos clave del diccionario Puigdetorra de la reposición del golpe. La primera promesa de Torra ha topado con ciertas reticencias por parte del Gobierno, que a priori no parece dispuesto a permitir que Josep Rull y Jordi Turull, exconsejeros de "Territori" y Presidencia prometan el cargo en Estremera.
Muy diferentes son los casos del exconsejero de Cultura, Lluís Puig, un reputado sardanista, y de Toni Comín, extitular de Sanidad. Puig es de la cuota del PDeCat y Junts per Catalunya y quiere repetir. Arguye que se lo prometió el "president" Puigdemont. Comín es de la parte de ERC, pero no milita. Procede del socialismo maragalliano. Retiene el acta de diputado y se considera el actual consejero de Sanidad a la espera de tener una charla con Torra.
ERC, al margen
El plan de la "restitución", sin embargo, no afecta a ERC. Junqueras ha dado órdenes de que sus exconsejeros no se presten al montaje. No respaldan a Comín y sus exconsejeros presos Romeva, Dolors Bassa y el propio Junqueras, así como el procesado Carles Mundó, extitular de Justicia, ya dejaron claro hace meses que no querían repetir.
Un sector del grupo parlamentario de Puigdemont y desde luego el cada vez más irrelevante PDeCAT presionan a Rull y Turull para que renuncien como ha hecho Puigdemont a la reposición instantánea. La idea de nombrarles consejeros y asignar la gestión de sus departamentos a comisionados sin cargas judiciales podría funcionar "legalmente" con los protegidos de Bélgica, pero es poco factible con los presos.
El papel de Artadi
Nadie duda de que Puigdemont y Torra salvarán el nuevo expediente. Elsa Artadi no puede quedar como consejera de Empresa (departamento vacante por la dimisión de Santi Vila) ni como comisionada de Turull en Presidencia tras haber pilotado la campaña y la postcampaña hasta llegar a Torra. Es cuestión de tiempo, vaticinan los separatistas, que Turull y Rull se acojan a la prescripción de sus letrados, que insisten en la inconveniencia de gestos maximalistas.
El fin del 155
El 155 ha decaído. El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, ya no ha montado rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para informar de los trámites relativos al efímero artículo de la Constitución. El Ejecutivo descarga en la abogacía del Estado "analizar" una toma de posesión en la que se ha impedido el paso a representantes del Estado.
Carta de Torra
En paralelo, el presidente Torra insiste en sus ofertas de "diálogo". Tras alegar Junqueras que el separatismo se aviene a negociar sin excarcelaciones previas, Torra ha enviado una carta a Mariano Rajoy con el propósito "de empezar el diálogo mañana mismo, sin condiciones y sin límite temporal", si bien advierte que defenderá el golpe de Estado, es decir el "mandato del 1-O" y la independencia como punto de partida. "Estoy dispuesto a empezar este diálogo mañana mismo, sin condiciones, con el respeto institucional mutuo debido, con la predisposición a hablar de todo, sin límite temporal, y con el formato que convengamos más oportuno", afirma en su misiva.