Mariano Rajoy se pronunció por primera vez públicamente sobre la tensión entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, que exhibieron ante compañeros de partido, rivales políticos y periodistas en los actos del Dos de Mayo. "Me parece un tema muy pequeño y muy machista", zanjó en una entrevista en Antena3. "Desconozco absolutamente esa situación", añadió, y ensalzó el trabajo de ambas. "Mis problemas no vienen de ahí", remató el presidente.
La fractura entre la vicepresidenta y la secretaria general viene de lejos y es conocida por todo el PP. "Evidentemente, el presidente también sabe de ello", aseguraron las fuentes consultadas. "A mí me ha tocado vivirlo en varias ocasiones, y es innegable la mala relación", explicó recientemente un alto cargo del partido en charla informal con este diario. Recordó lo ocurrido en Valencia hace unas semanas, cuando Santamaría fue apartada de una fotografía en la que Rajoy y Cospedal fueron protagonistas. También lo vivido en la convención de Sevilla, cuando la vicepresidenta no fue invitada al almuerzo del presidente con sus barones.
Rajoy, una vez más, trató de minimizar los líos internos de su formación y las negras perspectivas electorales. "Mejor un gobernante tranquilo que uno estresado. La tranquilidad y el equilibrio te hacen ver las cosas con perspectiva", afirmó. Susanna Griso sacó a colación la maldición de quienes han presidido la Comunidad de Madrid. El presidente se preocupó en salir en defensa de Alberto Ruiz Gallardón, quien fuera también su ministro de Justicia, hoy imputado por Lezo.
"Tengo la mejor opinión del señor Gallardón y no creo que se vaya a ver afectado por nada de esto. Es una persona honrada, decente y competente", dijo. Citó de pasada a Esperanza Aguirre y a Ignacio González –del que recordó que no hizo candidato–, y en cuanto a Cristina Cifuentes reconoció que se llevó "un disgusto" al visualizar el vídeo del hurto. "Todo lo que sean actuaciones que no nos gustan y que van en contra del sentido común te disgustan", razonó.
En un momento dado, aseguró desconocer qué problema hay con la Ciudad de la Justicia de Madrid –la propia Cifuentes denunció "irregularidades" ante la fiscalía– y restó importancia a una posible condena por el caso Gurtel. "La acusación es que el PP podría ser condenado por algo que no conocía y que parece ser que es delito. No es algo que pueda suponer el mismo reproche que si lo conocía", expuso, y defendió a la clase política "honrada y decente".
No da por roto el acuerdo con Rivera
El presidente tampoco pareció inquietarse por las encuestas, que apuntan a un Ciudadanos cada vez más fuerte, y negó una ruptura con Albert Rivera sobre Cataluña. "Yo creo que el pacto hay que mantenerlo y haré lo que sea necesario", afirmó, después de que el líder naranja diera por finiquitado su apoyo en la aplicación del artículo 155 de la Constitución. "Lo doy por no producido, no hay que darle tanta importancia", afirmó en varias ocasiones. "Lo que me importa es el futuro y PP, PSOE y Ciudadanos han ido juntos y continuaremos juntos en el futuro", auguró.
Sobre Cataluña, anunció que está dispuestos a abrir "un proceso de diálogo" si acaba el bloqueo. "Estoy dispuesto a hablar con ese Gobierno", se reafirmó, aunque siempre en el marco de la ley. "Haré todo lo que esté en mi mano para normalizar la situación", aseveró, y fue muy crítico con Carles Puigdemont. "Tiene secuestrada la voluntad del Parlamento de Cataluña", censuró, y tachó de "disparate" la posibilidad de nuevas elecciones autonómicas.
Ciudadanos airea un pacto encubierto entre el Gobierno y el PNV, pero Rajoy rechazó que haya negociado nada con este partido sobre Seguridad Social o la política penitenciaria. En este sentido, fue rotundo y rechazó un acercamiento de presos de ETA. "Voy a mantener la misma política desde que he llegado al Gobierno, no me he movido", aseveró. E insistió: "No me voy a mover de la ley".