No hay grietas entre España y Alemania. Fin de la discusión. Desde Buenos Aires (Argentina), Mariano Rajoy quiso zanjar la polémica al ensalzar la actitud del Gobierno alemán ante el caso de Carles Puigdemont. "Su comportamiento fue propio del de una nación europea de las clásicas y de las de primera", aseguró. "Modélico" porque no entró en él ya que es un tema judicial. Reiteró su acatamiento a las resoluciones del tribunales alemanes, las considere erróneas o no.
La excarcelación del dirigente independentista provocó un amago de crisis entre ambos países. En un primero momento, el pasado sábado, su ministro de Exteriores, Alfonso Datis, consideró "desafortunado" el respaldo de la ministra de Justicia alemana, Katarina Barley, a la decisión de poner en libertad a Puigdemont. En el PP, que celebraba su convención nacional, cundía el desánimo por el varapalo judicial y cargos como Esteban González Pons se revolvieron.
La orden presidencial fue replegarse. Rajoy por nada del mundo quería un conflicto con Angela Merkel y que este se retransmitiera en los medios de comunicación. Así, 24 horas después, Dastis retiró su queja, rechazó "tensión" entre ambos países y enmarcó la cuestión en los tribunales. "Es un diálogo entre jueces y en eso lo vamos a dejar", recalcó. En paralelo, Rafael Catalá y su homóloga alemana -protagonista de las polémicas declaraciones- mantuvieron una conversación telefónica. El gabinete de Merkel aseguró posteriormente que todo fue un "malentendido". Fin de la historia, se felicitó Moncloa.
En esta estrategia hay que enmarcar las palabras de Rajoy desde Buenos Aires. Pero, además, fue un mensaje en clave interna. Se acabaron las quejas sobre el caso Puigdemont. Este mismo martes, al término de la Junta de Portavoces, Rafael Hernando avisó de que Alemania no puede convertirse "en un santuario de golpistas. Y el pasado fin de semana, ante un circunspecto Rajoy en la convención popular, González Pons enfatizó que la decisión del juez alemán ha puesto "en cuestión la colaboración transfronteriza" en Europa. Dastis le desautorizó: "Esa es una cuestión que no me planteo".
Xavier García Albiol también se atrevió a criticar a micrófono encendido la decisión del tribunal. "No tiene mucho sentido desde la lógica del ciudadano de a pie que un tribunal que es el máximo órgano de un país de la UE dicte una resolución o una euro-orden de detención y un tribunal regional de otro país de la UE tumbe, modifique o la enmiende", denunció el líder de los populares catalanes. En esRadio, este lunes, González Pons volvió a la palestra para censurar la política de comunicación del Ejecutivo. "Seguimos sin explicarnos lo suficiente", lamentó.
El Ejecutivo no tardó en defenderse y aseguró que se está trabajando en dicho sentido. De hecho, ese mismo día por la noche, el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Jorge Toledo, mantuvo en Alicante un encuentro con varios embajadores de España en países europeos para explicarles la situación en Cataluña.
En cuanto al futuro judicial del que fuera presidente de la Generalidad, Rajoy reiteró que respetará lo que digan los tribunales. "Las decisiones judiciales se acatan, eso es la democracia. Luego se pueden equivocar, igual que el legislativo o el ministro de cualquier ejecutivo", razonó. Recordó que falta conocer la decisión judicial definitiva sobre Puigdemont y puso en valor que la fiscalía alemana apoyó la petición de la Justicia española.