Mariano Rajoy sigue creyendo que la creación de empleo le dará la victoria en las elecciones venideras. Eso y su promesa de que, con él al frente, España nunca se romperá. En la clausura de la convención nacional, la gran cita del año de la formación, pidió "cabeza bien alta" a los suyos y entró claramente en campaña, atizando como nunca a Ciudadanos para levantar el ánimo de la tropa y cosechar aplausos. Habló de "inexpertos lenguaraces" que "tantos consejos regalan" y "colección de parlanchines". Y proclamó: "España necesita más que nunca al PP".
Una vez más, el PP se encomendó a Rajoy. Y con él se encaminarán al éxito o al fracaso electoral. Ministros, barones y altos cargos, sonrientes, le arroparon y ovacionaron. Los lamentos se escucharon en los pasillos, la mayoría a micrófono apagado. Visiblemente enfadada, en declaraciones a La Sexta, María Dolores de Cospedal se quejó de que el foco mediático solo estuviera puesto en Cristina Cifuentes y su máster. Este domingo, la líder madrileña volvió a estar en segunda fila, junto al resto de sus homólogos, y se besó con el líder.
La polémica del máster enturbió el cónclave del partido. Pero también las noticias que llegaban de Alemania sobre Carles Puigdemont. Alfonso Dastis llegó a rectificarse y a enmendar a Esteban González Pons para rebajar la tensión con el Gobierno de Angela Merkel. "Es un diálogo entre jueces y en eso lo vamos a dejar", afirmó el titular de Exteriores. "Para que Schengen tenga sentido, la euroorden tiene que tener sentido", expuso el sábado Pons. "Esa es una cuestión que no me planteo", replicó Dastis. De nuevo, más sollozos en los aledaños del auditorio principal.
Directamente, el presidente orilló la cuestión. Nada de autocrítica sobre su gestión del pulso separatista. "Asumimos la responsabilidad -de aplicar el artículo 155- y, gracias a ello, un procesado por la Justicia no preside hoy la Generalitat de Cataluña", sacó pecho. En este sentido, reclamó un presidente autonómico "viable" sean cuales sean sus ideas, pero que respete la ley. Y vaticinó: "España seguirá unida, admirada en el mundo y siendo un ejemplo de democracia, libertad y respeto a los derechos de las personas".
Ciudadanos, en la diana
Durante su larga intervención, de unos 50 minutos, Rajoy intentó levantar la moral cargando contra la "fútil" oposición. Ni rastro de anuncios potentes o del prometido rearme ideológico. El jefe del Ejecutivo se felicitó por su balance económico, se envolvió en la bandera de España y pidió diálogo para llegar a acuerdos de Estado. Y, ya con el mono de campaña puesto, atacó una y otra vez a PSOE, Podemos y Ciudadanos. Especialmente al partido naranja.
El presidente contrapuso su gestión a la de esos "inexpertos lenguaraces". "Un alcalde del pueblo más humilde de la sierra de Grazalema tiene mucha más experiencia que ellos", se burló, provocando la risa de los suyos. Se preguntó qué diría "esa colección de parlanchines si solo hubieran hecho la mitad" que su Gobierno. Y se contestó: "Llenarían España de cartelones. Se acabaría el incienso para tanto botafumeiro y no habría medallas para todos". Más carcajadas de ministros y líderes populares.
Para Rajoy, Albert Rivera es tan peligroso como Pedro Sánchez o Pablo Iglesias. "No han sabido gobernar nunca o no han gobernado jamás. Por eso lo prometen todo gratis, sin límites y sin compromiso", alertó. Y les acusó de buscar fuera de España recetas de gobierno "como quien compra imanes para decorar un frigorífico". En síntesis, "no tienen ni idea de España", según sus palabras.
Ante este panorama, Rajoy llamó a reivindicar la trayectoria del PP por mucho que "haya algunos que intenten hacer ruido para que se olvide", sin referirse expresamente al caso Cifuentes. "Los demás son una puesta, y nosotros no; los demás son una hipótesis, y nosotros una certeza", subrayó. "Hay que salir a ganar" y patearse la calle para recuperar el voto perdido. "España no se puede parar", enfatizó el presidente, cuyas famosas caminatas matinales se reprodujeron una y otra vez en grandes pantallas. El "ritmo de Rajoy", se felicitaron los organizadores. Dio a entender que pretende resistir "mucho tiempo" al frente de la formación.