Indignación en Moncloa por la reacción del mundo independentista ante el regreso del Rey a Barcelona para apoyar la celebración del Mobile World Congress (MWC) en dicha ciudad. A través de un portavoz autorizado, el Ejecutivo deploró "la actitud irresponsable y sectaria de determinados cargos institucionales" que plantaron a don Felipe, como la alcaldesa Ada Colau. Para el Gobierno, "ponen en riesgo" la continuidad del evento internacional.
El jefe del Estado estuvo acompañado por Soraya Sáenz de Santamaría, en quien Mariano Rajoy delegó el control de la Generalidad en aplicación del artículo 155 de la Constitución, y Álvaro Nadal, ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital. No estuvo el presidente, de viaje oficial junto a buena parte de su gabinete a Túnez, para participar en una reunión de alto nivel entre los gobiernos de ambos países.
Así, el Ejecutivo, en una comunicación extraordinaria a los medios de comunicación este domingo, reprendió a quienes dan la espalda al Rey, obviando que algunos de ellos son cargos que, en virtud del artículo 155, están bajo su mando. Por ejemplo, Jordi Puigneró, Pau Villória o Joan Aregio. Fuentes de la Moncloa tacharon de "injustos y mezquinos" esos desplantes.
Para el Gobierno, la presencia de don Felipe en Barcelona "simboliza el apoyo de la Corona y del conjunto de España al MWC, y por extensión, al desarrollo y pujanza de la economía catalana". La ciudad "se juega mucho estos días, todos los ojos estarán puestos" desde este lunes en el evento, subrayaron oficialmente. Y existe el peligro de que el congreso deje la ciudad condal, según las fuentes consultadas. "Deberíamos estar todos unidos y trabajando juntos", enfatizaron.
En la edición del MWC de 2017, visitaron la feria 108.000 personas de 208 países y participaron más de 2.300 empresas expositoras. El impacto económico del año pasado se cifró en 465 millones de euros generando más de 13.000 empleos durante la feria y los días previos, según cálculos del Ejecutivo.