Los barones del PP escondieron sus miedos al subir a la séptima planta de Génova13. Sonrientes, se hicieron una foto alrededor de su líder y únicamente las acusaciones de Francisco Granados contra Cristina Cifuentes enrarecieron el ambiente, según las fuentes consultadas. Después, mantuvieron un almuerzo –comieron canelones de marisco, merluza a la brasa y pastel de chocolate–, que terminó tres horas y media después. Evitaron referirse a Ciudadanos aunque solicitaron "más política". Ante Mariano Rajoy, nadie puso en duda su liderazgo. "Unidad", proclamó Fernando Martínez-Maillo.
La financiación autonómica fue el tema estrella, como ya auguró Cristóbal Montoro. El ministro se comprometió a que no habrá quitas de deuda a las comunidades, como exigían Alberto Núñez Feijóo o Juan Vicente Herrera, aunque sí mecanismos para facilitar el pago pendiente. A ello se acogió el presidente murciano, lejos de las tesis de Galicia. "Algo hay que hacer. Si no es una quita, habrá que hacer otra cosa, pero algo hay que hacer con esa deuda que se ha generado en algunas comunidades, que no ha sido responsabilidad de ellas, sino de un injusto sistema de financiación del PSOE", según Fernando López Miras.
Los barones, por su parte, se comprometieron ante Rajoy a aprobar "en breve" un documento conjunto para ir a la negociación con el PSOE, aunque en la reunión se constataron las diferencias entre las distintas regiones gobernadas por el PP. "Es una encomienda del presidente y un objetivo prioritario", remachó el coordinador general, aunque en la reunión no se puso una fecha límite para alcanzar el prometido acuerdo.
El PP también espera presentar próximamente propuestas en materia de agua y el reto demográfico. "Acción política", como se encargaron de reclamar algunos barones regionales. Génova organizará nuevas convenciones sobre estas cuestiones y después obligará al resto de formaciones a retratarse. A puerta cerrada, Herrera estuvo largo rato hablando sobre despoblación. "Somos muchas las comunidades autónomas que tenemos pérdida de población y envejecimiento", dijo, sacando a colación el tema de las pensiones. Sobre la reforma electoral, los barones defenderán al unísono que gobierne la lista electoral más votada.
"Ni un segundo, ni un minuto, nada"
Prácticamente todos tomaron la palabra, pero nadie hizo mención a las encuestas ni un análisis del ascenso de Ciudadanos. "No estaban invitados", ironizó Feijóo. "Hemos hablado del PP y de España", se revolvió el presidente de Castilla y León, que antes de entrar avisó de que el partido naranja "ha llegado para quedarse" y "tenemos que contar con ellos". Ya en rueda de prensa, a Maillo le preguntaron si no le molesta que haya cargos del PP que dicen una cosa en público y otra en privado. "No era una reunión para hablar de ningún partido político y no se ha debatido sobre nadie. Lamento que se hayan frustrado algunas expectativas", subrayó. "Ni un segundo, ni un minuto, nada", zanjó.
Tampoco se habló de corrupción. En cambio, Rajoy repitió su consabido discurso sobre Cataluña y Soraya Sáenz de Santamaría hizo balance de los acuerdos alcanzados en la conferencia de presidentes de hace más de un año. Ningún barón protestó por la gestión de la vicepresidenta ante el pulso separatista, tal y como certificó Maillo. "Ni crisis de Gobierno ni nada por el estilo", prosiguió Maillo, que vendió la idea de un partido "cohesionado" y fiel a su líder. "El ambiente ha sido bueno, nos llevamos bien", confirmó un líder regional. Y añadió: "En cuanto al futuro de Rajoy, todavía es pronto… ya veremos lo que decide en su día".