Nunca fue tal la asistencia de cargos del PP, y tan importantes, al acto de entrega del Premio Gregorio Ordóñez, este año para Manuel Valls por su defensa "del patriotismo frente a los nacionalismos". El partido, que en su día sufrió un gran distanciamiento con las víctimas por las dudas que despertó su política antiterrorista, no quiere perder bajo ningún concepto la bandera de la firmeza contra ETA. Pero los asistentes populares tuvieron que escuchar la reprimenda de Ana Iribar, que se dirigió expresamente a Soraya Sáenz de Santamaría para reclamarle firmeza frente "a los nacionalismos".
El hecho de que Ciudadanos confirmara su asistencia al acto hizo saltar las alarmas en Génova y provocó un auténtico desembarco de populares en San Sebastián. Albert Rivera sopesó desplazarse pero finalmente el representante del partido naranja fue Juan Carlos Girauta. El PP amplió la lista de asistentes hasta juntar en el mismo acto a la vicepresidenta y a María Dolores de Cospedal, cosa muy inusual más allá de que ambas coinciden cada viernes en el Consejo de Ministros. Juan Ignacio Zoido fue el tercer de los ministros y tras Alfonso Alonso acudió buena parte de la cúpula del PP vasco.
"Aquí estamos con la familia de Gregorio Ordóñez, como hemos estado siempre", proclamó Cospedal en una breve declaración ante los medios. Antes, en una reunión de la Junta Directiva del PP vasco, fue contundente sobre ETA. "La derrota final" del terrorismo consistirá en garantizar "que no ganen el relato" y no logren "cambiar la historia", subrayó la ministra de Defensa y número dos del PP. "No hay mentiras a medias, ni verdades a medias, el relato se tiene que contar de forma completa: que hubo hombre y mujeres que lucharon por la libertad y por defender sus ideas, la unidad y la concordia dieron su vida, ese es nuestro legado. El legado de Gregorio Ordóñez es nuestro tesoro", razonó.
Con su férrea defensa de las víctimas, el PP pretendió lanzar un mensaje claro al votante de centro-derecha: "Somos los mismos de siempre", en palabras de un destacado dirigente popular. "No vamos a dejar que Ciudadanos nos siga robando votos", añadió. La mera posibilidad de que Rivera hubiera asistido provocando una nueva foto con José María Aznar, patrono de la fundación y que acude a la llamada de Iríbar cada vez que está en España, provocó los miedos de Génova, que decidió no dejar ninguna silla vacía.
Frialdad entre los populares
Ya en el acto propiamente dicho, los que siempre han asistido dejaron constancia de que la primera fila pocas veces había estado tan concurrida. El expresidente se hizo de rogar y Cospedal no se inmutó ante la entrada de la vicepresidenta. Ya ante las cámaras, Ana Botella se puso entre las dos mientras que Aznar se situó en un extremo al lado de Valls.
El reparto de asientos también fue llamativo. Cospedal y Zoido a un lado y Santamaría y el expresidente, con Valls en medio, a otro. Cabe recordar que era la primera vez que la número dos de Mariano Rajoy se veía con Aznar después de las críticas de la fundación que preside contra ella por su gestión de la crisis catalana. Ambos se saludaron con dos besos y poco más. Atrás, Jaime Mayor Oreja y María San Gil, con Consuelo Ordóñez, lejos de la nueva cúpula del PP vasco. También asistió Santiago Abascal, que dejó el partido y fundó Vox.
La firmeza de Iribar
Con la plana mayor del PP escuchando, Iribar no se quedó callada. Se dirigió directamente a la vicepresidenta. "¿No creen que ya va siendo hora de poner en su sitio a los nacionalismos y muy especialmente aquí en Euskadi donde el relato de lo sucedido se pervierte en favor de los asesinos y sus cómplices? ¿No creen ustedes que hace falta más tensión por parte de este Gobierno suprimiendo no sólo a corruptos sino también a los herederos de ETA-HB-Bildu de listas y organismos?", afirmó, tal y como recoge El Mundo.
"No puede haber más amnesia moral ni concesiones", zanjó la viuda de Gregorio Ordóñez, en su mensaje a Santamaría. "Algunos no estamos por la reconciliación inmoral que promocionan instituciones vascas ni por el perdón; tensión democrática, vicepresidenta", enfatizó. Habló también de Cataluña: "Hoy, la reivindicación de libertad debe ser más exigente que nunca. Muy especialmente en Cataluña, pero también en el País Vasco. Allí donde el nacionalismo consentido y mimado de este país utiliza las instituciones del Estado para reivindicar su fantasía y poner la casa patas arriba". Y remató: "La palabra libertad en sus bocas tiene el mismo efecto que la palabra paz en boca de Otegi".
Por su parte, el galardonado, Manuel Valls, defendió la necesidad de mantener la cooperación antiterrorista entre ambos países que, precisó, "tiene que ir hasta el fin, hasta la derrota de la banda terrorista". "Los criminales de ETA tienen que reconocer que se han equivocado y pedir perdón a la sociedad española, no hay otra solución", afirmó el que fuera primer ministro de Francia.